Dolores y enfermos no tan imaginarios El dolor sin lesión y su carácter de invisibilidad determina que las personas sujetas a enfermedades incapacitantes y controvertidas como la fibromialgia sufran un doble suplicio. Nuestra incapacidad para empatizar con las personas que sufren una enfermedad que no es ostensible externamente, que no se nota en la deformidad, la amputación o la herida abierta, condiciona que cuando se sufren enfermedades mentales o ligadas al dolor crónico, estas
no sean consideradas como reglamentarias ni por cónyuges, ni por hijos, ni por la sociedad en su conjunto.
No puede obviarse el grave problema patrio de absentismo laboral por simulación de enfermedades y las perniciosas consecuencias globales de la picaresca aplicada a su relación con el Sistema Nacional de Salud. Por ello, la fibromialgia y otros síndromes catalogados bajo la categoría de “fatiga crónica”
han pendulado entre el descreimiento inicial de la profesión médica, y el abuso mediático y melodramático del conflicto que las personas afectadas sufrían con las estructuras, las familias y los ámbitos laborales.
La invisibilidad de la fibromialgia perpetúa doblemente el sufrimiento
Sin embargo, poco a poco
la atención de las personas con fibromialgia, con sus luces y sus muchas sombras, ha ido normalizándose, sin que haya cejado de ser de difícil manejo. Las razones de su complejidad son múltiples, pero fundamentalmente estriban en la falta de respuesta a los analgésicos habituales, en la anticipada dificultad para objetivar el daño de los tejidos dolorosos, en nuestro desconocimiento de qué causa se esconde detrás de la patología y de si podemos hacer algo para prevenir su aparición.
Por otra parte, su frecuente concurrencia con la depresión u otras enfermedades psiquiátricas complica aún más su consideración como una enfermedad puramente reumatológica. De ahí que buena parte de la
investigación se haya dirigido a aspectos inmunológicos, neuropsiquiátricos e incluso vasculares que podrían estar implicados en su origen.
Tratamientos rehabilitadoresCualquiera que sea la causa última de la fibromialgia, en los últimos años hemos constatado que un factor destacable en la evolución de la persona tiene que ver con su estado anímico y con evitar la tendencia al sedentarismo que el dolor y la inflamación producen. De ahí que paulatinamente se haya reconocido la importancia del trabajo colaborativo, muchas veces incluyendo el
tratamiento antidepresivo y restaurador del sueño como estrategia más que común en estos pacientes.
Evitar la tendencia al sedentarismo en fundamental para luchar contra esta enfermedad
En este sentido, añadir la práctica de programas de
ejercicio aeróbico supervisado, alcanzando frecuencias cardiacas no demasiado altas, ha demostrado de forma consistente su utilidad para mejorar a medio y largo plazo el dolor y la funcionalidad en la fibromialgia. Esta afirmación ha sido validada en algunos estudios también para la práctica de tai-chi o pilates.
De forma complementaria, algunos tratamientos rehabilitadores como la aplicación de
estimulación eléctrica en las primeras semanas –momento en que un ejercicio físico menor puede incrementar aún más el dolor y la limitación- contribuye a poder introducir otras estrategias terapéuticas ulteriores.
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