¿Somos los periodistas los siguientes tras políticos y banqueros?
Por Ana R. Cañil y Pilar PorteroEn la manifestación de hoy en Madrid, 15S, una de esas multitudinarias que trufan ‘Con el agua al cuello’ de Petros Markaris y que desde hace 2 años son el pan nuestro de cada día en Grecia, nos hemos topado con esta pancarta. El portador, en modo hombre
observadores imparciales. Estamos al servicio de los lectores o de las empresas periodísticas que pagan la nómina y cuyos intereses los ciudadanos parecen percibir cada vez más alejados de los suyos. Nuestra responsabilidad es no echar más leña al fuego para salvaguardar una democracia imperfecta -que siempre será mejor que una dictadura, como nos repiten desde el poder-, o destapar las prácticas incorrectas para tratar de evolucionar hacía una democracia con la que la gente se sienta más representada. Justo lo que pedían hoy las miles de personas que han salido a la calle y entre las que se encontraban los protagonistas de estas fotos.
Lápices en lugar de lanzas en esta actualísima versión de La rendición de Breda de Velazquez. Los heróicos anuncio se retiraba ya, atravesando el Retiro. Es la única que hemos detectado durante el recorrido pero da para reflexionar sobre la actitud de los periodistas en esta crisis.
Debemos comportarnos como activistas de la información o como profesores defiende la enseñanza y la cultura como el único camino para avanzar como país. No hay que rendirse ante una aspiración tan legítima como garantizar la educación.
El chiringuito de Esperanza Aguirre. La presidenta de la Comunidad de Madrid es un ejemplo de perversa utilización de la confianza de los votantes. Salir elegido en las urnas no otorga carta blanca para gestionar la Comunidad como si fuese tu chiringuito, primando los intereses particulares por encima del interés público. Nombrando cargos a dedo y vendiendo los bienes de los ciudadanos al postor más próximo al gobierno regional.
Estilo manifestación. Ya va siendo hora de que Scott Schuman incluya en
TheSartorialist los estilismos que se ven en las manifestaciones. ¿Hay algo más moderno y transgresor que plantar cara al poder?
Forestales abrasados. En los incendios incontrolables de este verano hemos padecido el directo del recorte en efectivo que ahora el Gobierno pretende paliar con
parados a los que se multará si no entran por el aro.
El negocio de la enfermedad. Los recortes sanitarios suponen un impulso para la sanidad privada, una opción vetada para cada día más ciudadanos. En un país con cinco millones de parados, estar enfermo se está convirtiendo en un lujo.
Chary, Inma y Carmela, de izda a drcha, son de la Asociación Fibroamigos Unidos de Altea y protestan por la drástica reducción de las ayudas.
Bocata para comer. Al acabar la manifestación, el Retiro era el lugar perfecto para tomar algo antes de subirse a uno de los cientos de autobuses que han llegado a Madrid y volver a casa. La sensación de no estar sólo y de que la fuerza del colectivo es necesaría para provocar auténticos cambios, ha calado en los manifestantes. 2013 será un año aun más confictivo que 2012, tal y como nos ha reconocido uno de los máximos responsables de seguridad de Madrid. No conformarse es una obligación.
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