mensaje para ti

Si estas triste, te sientes solo ...
indefenso ... incomprendido ... angustiado o desesperado.


Este mensaje es para Ti.





Tomate unos minutos, relájate y lee
lo que tengo que decirte.


Toma conciencia ahora. Analiza cada pensamiento,... mira por un momento hacia tu pasado y las decisiones que tomaste, tus actitudes, impulsos, como fuiste con los demás y contigo mismo. Pero deja de justificarte, deja de culpar a los demás de lo que te pasa.



Tu vida es el espejo de lo que hay dentro tuyo.


El primer paso que debes dar es pensar que todo lo que sucede no solo es culpa de los demás.

¿Crees que si fueses tan bueno y tan perfecto, los demás te darían la espalda y te tratarían mal? Y si así fuera, ¿por qué lo permitiste?



Los demás no tienen la culpa de lo que le pasa a la tuya. Esta es tu vida y deberías hacerte cargo
concientemente de ella.


No dejes que tu mente te gobierne porque adentro está tu ser interior que es lo que realmente eres. Lo que tenemos afuera es un disfraz de carne y hueso que oculta lo que realmente somos por dentro. Estamos tan pendiente de nuestra apariencia, como nos ven los demás, como si fuera lo más importante. La realidad es otra: tratamos de tapar afuera lo que hay dentro, que no debe ser nada bueno para tratar de ocultarlo. Analízate u observa a alguien que está pendiente de
su estética, observa su pasado, su vida, su entorno, su forma de ser y saca conclusiones.

Tampoco significa que estés desalineado, sucio y descuides tu cuerpo. Dios te regaló un cuerpo para que lo cuides , no para que lo llenes de humo de cigarrillo, medicamentos, alcohol, drogas y grasas.

Piensa, ¿crees que Dios te eligió para que vengas a este mundo y te regaló un cuerpo físico para que lo descuides? Analiza esto, pero con conciencia. Y no dejes que los pensamientos negativos surjan en este momento.

Si permitieras que solo pensamientos buenos abundaran en tu mente, empezarías a ver las cosas con una perspectiva mejor y mejorarías algo tu vida. Y deja de ver tus defectos y los ajenos. Acéptate y acepta a los demás. Todos hablan, todos opinan y lo hacen como si fuera normal, como si fuera parte de nuestra vida diaria. ¡Hasta se reúnen para hablar mal de alguien! Si ven a una persona radiante, la miran y buscan cualquier defecto, aunque sea muy pequeño y de eso
hablan, como si fuera lo más importante, dejando todo lo demás de lado. Desperdician su tiempo buscando las imperfecciones ajenas y divulgándolas. Y por qué no, agregándoles algunos comentarios adicionales.



Miras la viga en el ojo ajeno y no
ves la viga en el propio.


Piensa, ¿crees que Dios se tomó su preciado tiempo para crearnos y mandarnos a la Tierra para que nosotros nos pasemos la vida hablando mal de los demás? ¿Para eso estamos acá? ¿O será que hablamos del error ajeno para ocultar el nuestro? Fíjate que aspecto de la vida del otro tienes en cuenta y concientemente, mira adentro tuyo: tus miedos, tus problemas, tus anhelos. Ahora piensa si lo que hablas mal del otro es para ocultar tus errores.



Así como el hombre piensa, así es él.


El hombre es el único ser viviente provisto de una gran razón. ¿Para qué? Para que perdamos el tiempo hablando mal de los demás, para buscar métodos para hacernos daños físicos y emocionales.

Constantemente buscamos la forma de sentirnos infelices, no de ver las cosas buenas que Dios nos dio y pensar solo en ellas. La mayoría de nosotros contamos con todos los sentidos: piernas para caminar y andar en bicicleta, manos para escribir y saludar, ojos para ver los hermosos paisajes y amaneceres que Dios nos regala día a día, oídos para escuchar el canto de los pájaros y el agua de ríos correr, y otras tantas que con solo observar a nuestro alrededor, podemos
notarlas. Entonces ¿porqué no las aprovechamos? ¿Es necesario que descubramos que tenemos cáncer o se muera alguien querido para empezar a darnos cuenta?
¿Por qué perdemos el tiempo viendo en la televisión tantos programas improductivos desde cualquier punto de vista, pero no tenemos el tiempo para agradecerle a Dios todo lo que tenemos?, y aunque sea poco, fue gratis.

Porque la realidad es que caminamos y corremos porque Dios nos regaló salud. O ahora vamos a empezar a creer que todo se hizo solo porque si, que la perfección del universo es tan grande que no hubo nadie detrás de dicha creación.

Si hablamos de la anhelada felicidad que todos buscan, quisiera preguntarte: ¿Una persona puede buscar lo que tiene? Nadie encuentra lo que tiene, porque no lo busca. Entonces no busques la felicidad porque ya la tienes. Está dentro tuyo.

Nos enseñaron desde nuestro nacimiento, a quejarnos, a buscar imperfecciones en todo a nuestro alrededor, a escuchar quejas constantes ... y solo aprendemos a ser infelices, imperfectos y a quejarnos de todo. Quizas estemos en un lugar hermoso con una buena compañía, sin ningún tipo de inconvenientes, y en vez de disfrutar ese momento sin pensar en otra cosa, nuestra mente nos trae constantemente cosas negativas del pasado, problemas de cualquier otro
entorno, buscamos que nos puede molestar. Analiza esto y seguro que me darás la razón.

Nos pasamos la vida buscando nuestra media naranja porque desde que nacemos nos enseñan que debemos casarnos y tener hijos, que así seremos felices. ¿Será así? ¿Para eso vinimos? ¿Vale la pena perder nuestra vida buscando una sola persona que es la encargada de hacernos feliz? Y aún peor, algunos nos pasamos la vida pendiente de un hombre o mujer que nos dejó. Pensemos concientemente: ¿debemos pasar la vida con la misma persona, pendiente de ella de tal manera
que nos olvidemos de nosotros mismos? O al revés, por pensar solo en nosotros, queremos obligar a otro a que sienta lo mismo que nosotros.



Ama al prójimo como a ti mismo. Y ámate a ti mismo como el prójimo te ama. Porque todos somos uno, todos somos Dios y Dios es amor.


Así que empieza a amarte primero a ti mismo y aceptarte como eres, y luego sigue con los que tienes a tu alrededor. Y si algo realmente no aceptas de ella, dícelo de una manera amable. Hablando la gente se entiende.



Toda batalla se gana con amor.


El planeta pertenece al sistema solar y se mueve constantemente. Así va cambiando y todo lo que vive en él: plantas, animales, cosas y el hombre.
Todos los días cambiamos, hoy no somos igual que hace cinco años. La gente cambia físicamente y sobre todo mentalmente. Pero ninguno lo hace igual ya que cada uno tiene diferentes vivencias, experiencias, una visión diferente ante un mismo problema, por eso cada uno es único. Cuando nos enamoramos hace cinco años de una persona, ella no es igual que la que conocemos hoy: es más vieja, con otros objetivos, visiones, experiencias y demás. Quizás ni siquiera nos guste lo que vemos ahora. O quizás ella no está interesada en nosotros. Entonces, porqué
no la dejamos libre. Y peor, ¿porqué la queremos obligar a que esté a nuestro lado?



Si amas a alguien, debes dejarlo libre
para que tenga la oportunidad de ser feliz. El verdadero amor no es mezquino.



¿Cómo llamaríamos a una persona que obligamos a dejar su felicidad, su libertad emocional y sus expectativas, para darnos el gusto que pertenezca a nuestro lado? El sí en el altar, ¿significa privarte de lo que sientes realmente? ¿Dónde dice eso en el Evangelio? Si no amas a alguien, porqué estás a su lado.

¿Crees que Dios nos mandó para hacer feliz a los demás a costa de la nuestra? Pero tampoco significa que tiremos todo y dañemos a los que tenemos a nuestro lado. Busquemos nuestra felicidad, pero en armonía con los que tenemos a nuestro alrededor. Seamos felices viendo felices a los nuestros, pero no perjudicándolos ni dejándonos de lado.

Todo en este mundo está hecho con
perfección y armonía.


Nosotros somos parte de él. Vivamos con esa armonía, y empecemos por descubrirla dentro nuestro. Tratemos de entender a los demás, de buscar las cosas buenas y allí apuntar. Todos somos diferentes, unos más que otros, no podemos pretender que todos piensen y actúen como nosotros queremos, no son robots, entonces debemos aceptarlos. Y dejemos de lado los defectos, tanto los nuestros como los demás. Si tienes defectos, aprende de ellos para cambiar,
no para amargarte. Y si estás amargado, amargas a todos los que tienes a tu alrededor. Recuerda:



Todo lo que vemos a nuestro alrededor
es una expresión de nosotros mismo.


Así, si estas lleno de amor, paciencia, ideas positivas, se te van a acercan gente igual. Y aquellos malintencionados, no podrán acercarse a ti porque no encontrarán lo que buscan en Ti.

La culpa no lo tiene el chismoso,
sino el que le pone la oreja.


Observa constantemente tus pensamientos. No dejes gobernar a los malos y mira a los tuyos como un ser espiritual tapado con su personalidad. Es igual a vos, pero con la única diferencia que no tiene la luz para darse cuenta que está equivocado y ver el sendero de la felicidad.



Si quieres te puedo mostrar el camino,
pero tu debes tener la voluntad para caminar en él.


¿Demos juntos el primer paso?