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 |  Tema: Enfermedades laborales, minimizadas por las empresas y los sistemas de salud: especialista  Mar Ene 06, 2009 4:03 am | |
| Enfermedades laborales, minimizadas por las empresas y los sistemas de salud: especialista
AMÉRICA FARÍAS OCAMPO
A pesar de que en los últimos años los síndromes de burnout, workaholism, fatiga crónica, mobbing y técnoestrés han incrementado entre 30 y 45 por ciento en los trabajadores, y representan un riesgo para su salud física y mental, en Puebla ni las empresas ni las autoridades sanitarias los toman en cuenta como enfermedades laborales, informó Víctor Manuel Galindo Flores, coordinador del departamento de Educación Continua de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Puebla.
Un ejemplo de ello es que en 2007 el Instituto Mexicano del Seguro Social, que brinda servicios de salud a 489 empresas que aglutinan a 10 mil 272 trabajadores, sólo reportó una enfermedad laboral a pesar de que la define como todo estado patológico o lesión que se produce en un empleado por una causa que se origina en el trabajo.
En entrevista con La Jornada de Oriente, Galindo Flores señaló que debido a la crisis económica las empresas han tenido que presionar a los trabajadores para elevar la productividad y competitividad; sin embargo, esas exigencias están aumentando los problemas de salud mental y física en los trabajadores, que se refleja en padecimientos como el síndrome de burnout, mobbing, tecnoestrés, yippie o síndrome de fatiga crónica y workaholism.
El síndrome de burnout
A decir de Víctor Galindo, el 45 por ciento de los poblanos que trabajan en contacto directo con otras personas, como docentes, médicos, policías, enfermeras, personal de justicia, hotelería, administrativos, secretarías, cajeros, trabajadores sociales y abogados presentan el síndrome de burnout o “estar quemado”.
Dicho padecimiento, explicó el psicólogo, es una enfermedad laboral moderna que comenzó a ser estudiada a mediados de la década de los 70 como un estrés crónico. Se trata de un síndrome que se caracteriza por el agotamiento emocional, cansancio y fatiga laboral, y por la despersonalización, insensibilización y la baja realización personal que se da en quienes trabajan con otras personas en áreas de servicios.
“Las personas que tienen síndrome de burnout no se sienten satisfechos en su trabajo, se sienten agotados, se desconcentran con facilidad, no evalúan su trabajo en forma positiva, sólo están esperando a que se termine su jornada laboral para que se vayan, presentan ansiedad, baja autoestima y se vuelven insensibles; por eso, por ejemplo, en los hospitales las trabajadoras sociales o las enfermeras te contestan mal o son agresivas”, detalló.
De acuerdo con el especialista en psicología, los factores que generan que un empleado presente ese síndrome son falta de reconocimiento por parte de su jefe, presión por la gente que atiende y miedo a la pérdida del empleo.
La falta de claridad en los roles y tareas, cargas de trabajo desiguales, bajos incentivos económicos, lugar insalubre, problemas internos entre la empresa y el individuo, ambiente frío, agresivo y desmoralizante por parte de los directivos, exceso de horas de trabajo, sin remuneración de ningún tipo, falta de equipo y herramientas para realizar las tareas encomendadas, ambiente social desagradable, desorganización laboral y falta de reconocimiento son otros aspectos que contribuyen a que cuatro de cada 10 empleados “estén quemados”.
El síndrome de burnout causa graves problemas a la salud, advirtió Galindo Flores, quien detalló que entre los males físicos que puede desencadenar están el estrés, cansancio, dolor de cabeza y de cuello, y en los conductuales la baja autoestima, depresión y aumento en el consumo del café.
Aunado a los problemas mencionados por Galindo Flores, especialistas en psiquiatría alertan que el burnout puede aumentar el nivel de glucosa en la sangre, de lípidos y de la hipertensión arterial, y con el tiempo incrementa el riesgo de infarto al miocardio y de accidente cerebrovascular.
Mobbing
El mobbing, que se define como un hostigamiento psicológico o acoso moral en el trabajo, es otro de los síndromes más frecuentes en el ámbito laboral.
De acuerdo con el coordinador de Educación Continua de la Facultad de Psicología, las políticas neoliberales que incentivan la competencia y la productividad han influido en el aumento del mobbing, práctica que tiene como finalidad hacerle la vida de “cuadritos” al trabajador, destruir su reputación mediante rumores, aumentarle el trabajo sin ninguna explicación, excluirlo de las reuniones laborales, no avisarle de las actividades, pisotear sus cualidades laborales con la intención de presionarlo hasta lograr bajar su autoestima, atemorizarlo y que renuncie.
El mobbing, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), debe combatirse tanto con legislación como en medidas establecidas en las instituciones, ya que es un fenómeno creciente. En los años 80 –cuando el siquiatra alemán Heinz Leymann identificó esa práctica– se calculaba que sólo cerca de 3 por ciento de los trabajadores del mundo eran víctimas de esta situación, pero para principios de esta década se estima que el porcentaje aumentó a siete. No obstante, por lo difícil de comprobar y de medir, cabe la posibilidad de que las cifras sean mucho más altas.
Galindo Flores manifestó que si esto sucede frecuentemente en las empresas es porque un 60 por ciento de los jefes están desligados de las necesidades de sus empleados, y no tienen habilidades para poder establecer relaciones intrapersonales.
El hostigamiento psicológico produce entre trabajadores desde enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, depresión, ansiedad, neurosis, baja autoestima hasta adicciones; además, es uno de los síndromes que produce mayor ausentismo y bajo rendimiento entre los empleados.
En Europa, particularmente en España, Francia e Italia el mobbing ya está tipificado como una enfermedad y es motivo de sanción hacía los directivos si lo hacen.
Workaholism
En el ambiente laboral no sólo existen personas adictas al alcohol o al tabaquismo, también las hay al trabajo.
Según el profesor de psicología, en Puebla 30 por ciento de los trabajadores padece workaholism, que es una adicción al trabajo, que interfiere en las relaciones familiares, sociales y en el desarrollo personal.
Este síndrome perjudica más a los hombres que a las mujeres, pues a comparación con el segundo grupo de población, los primeros no tienen tanta presión de atender a una familia.
Las personas que lo padecen, detalla Víctor Galindo, no descansan ni un minuto, son ansiosos, perfeccionistas, tienen la necesidad de sentir que tienen el control y frecuentemente se deprimen. Los adictos tienden a descuidar a su familia con tal de cumplir con su trabajo, si salen de vacaciones les ocultan que siguen en contacto con sus oficinas, y si no lo controlan terminan con una desintegración familiar.
Las consecuencias de la adicción al trabajo en la salud incluyen insomnio, hipertensión, estrés, aumento de riesgo de un ataque cerebral o cardiaco, también incrementa el riesgo de padecer el burnout.
Tecnoestrés
A diferencia del workaholism, el tecnoestrés es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por la obsesión de estar trabajando frente a la computadora, y de adquirir los modelos más recientes de teléfonos celulares, videojuegos y equipo electrónico
Dicho trastorno es frecuente en los adultos de edad productiva de 25 a 55 años y perjudica, sobre todo, a aquellas personas en cuya generación no aprendieron computación y ahora se tiene que enfrentar a un desarrollo acelerado de la tecnología para no rezagarse y adaptarse a los cambios que plantea el mercado de trabajo.
El especialista expuso que este trastorno, que empezó a tomar auge a principios del siglo XXI, altera el ritmo cardiaco de las personas, provoca gastritis, pérdida de memoria, nerviosismo, agresividad, fatiga y alteraciones del sueño, así como ulceras.
El IMSS estima que en México hasta 25 por ciento de los que sufren estrés es a consecuencia de la tensión que genera el uso de tecnología.
Por último, el yuppi o el síndrome de fatiga crónica, explica el psicólogo, es un padecimiento común en los empleados jóvenes que se presenta porque por no lograr sus expectativas laborales.
Este síndrome es de alto riesgo, pues las personas que lo padecen tienden a deprimirse, suicidarse e incluso hasta perder la memoria.
Para el coordinador del departamento de Educación Continua es urgente que todas las empresas e instituciones de salud reconozcan dichos síndromes como enfermedades laborales, y que se trabaje para lograr un mejor ambiente laboral, pues entre más se reconozca a los trabajadores incrementa la productividad.
“Durante los últimos años ha habido un aumento significativo de las enfermedades del trabajo, éstas no repercuten solamente en las empresas, sino en la salud de los trabajadores. Las organizaciones se deslindan de que sea un problema, y cuando llegan a detectar algún empleado con algún síntoma de dichos síndromes lo califican como flojo y antipático. Estos padecimientos son igual de importantes que los accidentes de trabajo y deben de estar tomados en cuenta como incapacidad. Se debe adquirir un compromiso conjunto entre todos los niveles de gobierno, las organizaciones y los trabajadores para dejar de ver al trabajo como un castigo, y considerarlo como un logro personal y una actividad para el desarrollo de las capacidades”, concluyó.
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