Marifé FUNDADORA DE FIBROAMIGOSUNIDOS.COM -WEBMASTER-GRUPO DE APOYO-REIVINDICACIONES-ACTIVISTA
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| Tema: Vivir cara al futuro Dom Nov 16, 2008 5:14 am | |
| Vivir cara al futuro
Era alto, fuerte. Lo que se dice un buen mocetón. Hasta rubio era y con los ojos azules, - y no es broma -. Llamaba la atención de las chicas que se tropezaban con él. Lo comprobé al salir del despacho, pues nos tropezamos con una joven compañera psicóloga, que más tarde, mientras tomábamos café, me dijo: - "¿A ese chico rubio lo estás atendiendo tú?" Le dije que sí, y ella bromeó: -"Pues bien podías transferírmelo a mí." Yo sonreí y le comenté escuetamente: -"¡No sabes lo hundido que está!..."
Efectivamente estaba muy hundido. Llevaba un mes atendiéndolo. Vino, porque – dijo- temblaba cada vez que tenía que acercarse a una chica. El último manotazo que acabó oscureciéndoselo todo fue el de una jovencita, que en la discoteca, ante una frase suya, soltó una carcajada.
“Mi vida es un fracaso. Nada me ha salido bien... ¡Ni me saldrá!”, era su repetido lamento.
Continuamos las entrevistas y, al fin, tras bastantes sesiones de terapia, fue recobrando la confianza en sí y en el futuro.
Lo he recordado hoy, porque me he encontrado con un texto que le recordé en una de las entrevistas a aquel muchacho. Es del poeta norteamericano Carl Sandburg en su poema "La pradera". Este:
"Te digo que el pasado es un cubo de ceniza. Te digo que el ayer es un viento que ha pasado, un sol que se ha puesto en el Oeste. Te digo que en el mundo sólo hay un océano de mañanas, un cielo de mañanas."
"Te digo que el pasado es un cubo de ceniza"..., escribió el poeta. Y sin embargo, cuántas veces la hiel del pasado es la que nos amarga la miel del hoy y el que nos corta las alas y no nos deja soñar y volar hacia el futuro.
A aquel buen muchacho le decía yo: ¿No te das cuenta de que el pasado, que no existe, que es un cubo de ceniza, un viento que ha pasado, un sol que se ha puesto en el Oeste, tú lo has atrapado, lo has traído a tu aquí y ahora, lo has plantado en medio de tu vida, y es él el que te impide ver ese océano de mañanas, ese cielo de mañanas de los que habla el poeta?
Esto se lo decía entonces a aquel muchacho. Hoy, amigo lector, te lo digo a ti. Y me lo digo a mí. Porque ¡qué fácilmente caemos en el mismo error! O podemos caer. Pues ¡alerta!
por jesus aniorte
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