Misteriosa y extraordinaria aparición en Gijón....

Ya hace más de cuatro años.... Recuerdo que era en el invierno de 2008, una de esas frías, oscuras y húmedas mañanas que tan bien conocemos en Asturias.

No se trataba de un día normal, me di cuenta en el mismo instante en que desperté. Era uno de los escasos y maravillosos días en los que te levantas de la cama y sientes que has recuperado el control de tu cuerpo, que puedes activar y movilizar todos los músculos, articulaciones, ligamentos y tendones. Uno de esos días en los que puedes RESPIRAR.

Sentí el impulso desde el primer momento: tenía que ir al mar. Sí, era una llamada interna imposible de reprimir e ignorar; debía ir a Gijón, necesitaba respirar el aire del mar, cargado con el agua salada de las olas que se estrellan contra el paseo, contra el malecón. Es una gran terapia para nuestras maltratadas vías respiratorias.

Sé que jamás recordaré cómo lo conseguí, pero en poco tiempo (algo increíble para nosotros) había preparado una pequeña mochila con el equipo de supervivencia y el fotográfico, algo me decía que tenía que llevar la cámara.

Inexplicablemente conseguí llegar a la estación sin problemas y tomar el ALSA para Gijón. Esto no era normal, había conseguido superar el viaje en autobús sin sucumbir a los efluvios mañaneros de los pasajeros y a las microondas de todos sus teléfonos móviles rebotando descontroladas contra las paredes metálicas del vehículo.

Estaba claro: éste era un día muy especial y había que celebrarlo, tenía que darme un capricho, así que dirigí mis pasos a la entrañable "La Mejillonera", que tantos buenos recuerdos podía despertar en mi (otra buena terapia para nuestra memoria).

Tras desayunar unos mejillones a la vinagreta y unas patatas bravas (como sólo las hacen allí, son exclusivas) ya no pude frenar mi impulso por más tiempo. El chillido continuo de las gaviotas acechantes y ese olor mezcla de sal, pescado y marisco dirigían mi caminar hacia la Playa de San Lorenzo.

Aún no se había levantado mucha gente, así que pude disfrutar de toda la amplitud del paseo sin las molestias acústicas del tráfico en hora punta. Sin prisas sobrepasé el río Piles y, cuando me iba acercando a El Rinconín, apareció ante mis ojos la cosa más extraordinaria que había visto en mi vida....

.... Y aquí termina mi relato. Afortunadamente llevaba la cámara y el resto podéis verlo y juzgarlo vosotros mismos. Salud!.-

Resulta que esta bola (u otras parecidas) me las he encontrado en distintos sitios estos últimos años. Al principio creí que era una alucinación, pero lo descarté porque salía en las fotos.

Iré poniendo más fotos; el problema es que, aunque puedo salir pocas veces, cuando lo hago saco muchas fotografías, las tengo almacenadas en un disco duro externo, y me resulta complicado encontrar una concreta, je.

Desde luego estas BOLAS son muy intrigantes, pero antes o después conseguiré descifrar el MISTERIO.... ¡JAJAJAJAJAJAJA!

¡JAJAJAJAJAJAJA! ¡Pues hala! ¡Sigue la BOLA! ¡JAJAJA!

Ya tienes puesta otra foto, el enlace está arriba... ¡Y habrá más! ¡Tengo que buscarlas!

"En este mundo traidor
nada es verdad ni es mentira,
todo es según el color
del cristal con que se mira...."