Chorén, cien kilos de ira HUELGA A LA JAPONESA

Chorén, como le conoce todo el mundo, inicia hoy su particular acto reivindicativo. La suya va a ser una huelga a la japonesa. Hay que apretarse al cinturón, y está dispuesto a tomárselo al pie de la letra. A las diez de la mañana abrirá, un día más, su tienda, Óptica Ferroñes, en Versalles, un comercio que, como tantos, es pasto de la crisis. En los buenos tiempos había once personas ganándose el pan y hoy sólo quedan cuatro.
La diferencia es que al caer la tarde no lo cerrará. Se quedará allí, trabajando, durmiendo en una mecedora y además, a dieta, tres cazos de arroz y tres manzanas al día. Así hasta el día 25, domingo electoral. «Lo hago para que los políticos sepan que los ciudadanos estamos dispuestos a hacer los sacrificios que sean necesarios, y para exigirles que se pongan a trabajar de una vez. Son unos indolentes. No han tenido generosidad, ni respeto, ni sensibilidad. Solo se mueven por intereses propios, y mientras tanto, los de abajo nos peleamos entre nosotros, sin darnos cuenta de que en el fondo, todos queremos lo mismo, unos servicios razonables y sobre todo, trabajo», manifiesta Juan Antonio Álvarez Chorén, avilesino de 47 años, óptico y autónomo.