Tema: Lupus erimatoso sistémico. El lob@ no es tan mal@ como lo pintan Sáb Abr 26, 2008 3:41 pm
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Lupus erimatoso sistémico
El lob@ no es tan mal@ como lo pintan
por Pablo de la Iglesia, Phd. (Dr. en Naturopatía)
Hace algunos meses un lector nos pidió información sobre la enfermedad que se conoce como LUPUS ERITEMATOSO SISTEMICO, desesperado porque la padecía y los médicos a los que acudió no sabían ayudarle. Le prometimos investigar, lo hicimos y el resultado fue este artículo elaborado por el Doctor Naturista Pablo de la Iglesia a petición nuestra. Confiamos en que tanto a él como a quienes padecen esta enfermedad de origen desconocido –más extendida de lo que parece- les sea de utilidad.
El Lupus Eritematoso Sistémico (LES) está considerada una enfermedad autoinmune cuya causa se desconoce y que produce lesiones en la piel y otros tejidos. Lupus significa lobo en latín y eritematoso quiere decir enrojecido.
El nombre pretende definir pues a una enfermedad caracterizada por un enrojecimiento de la piel semejante a la que ocasionaría la mordedura de un lobo y que puede manifestarse en cualquier tejido del organismo (por esto último se dice que es sistémica). Básicamente es, pues, una enfermedad inflamatoria autoinmune. Es decir, que por alguna razón inexplicable el sistema inmunitario se “equivoca” y en lugar de combatir agentes agresores externos ataca a los propios tejidos.
Se trata, por otra parte, de una dolencia que se caracteriza además –como otras autoinmunes- por tener periodos de actividad –a los que se denomina brotes o crisis- y periodos de remisión, es decir, donde no se manifiesta.
Pues bien, el objetivo actual de la medicina no es sino prolongar al máximo posible los periodos de remisión ya que no se puede hacer otra cosa mientras no se conozca que provoca la enfermedad. En el caso de los enfoques naturales, sin embargo, se intenta regenerar los tejidos dañados y lograr una remisión permanente.
A QUIEN AFECTA
Aunque cualquier persona puede padecer lupus, la mayoría de afectados son mujeres: siete de cada diez. En cuanto al comienzo de la enfermedad, hay que decir que se da con más frecuencia entre los 15 y los 30 años. También se habla de una posible condición hereditaria ya que es frecuente que varios miembros de una misma familia lo padezcan.
En cuanto a los brotes o crisis, parece haber varios factores desencadenantes: la exposición al sol y a los rayos ultravioletas, el estrés, algunos medicamentos, la infección por algún virus...
Se ha constatado también que algunas personas del mismo grupo familiar desarrollan otras enfermedades similares consideradas también de carácter autoinmune como la artritis, la esclerosis múltiple o la dermatitis. Lo que pareciera indicar que es posible que haya algún elemento genético que provoque el desequilibrio del sistema de defensa del organismo.
Ahora bien, también se ha comprobado que algunas personas que conviven con enfermos de lupus tienen una determinada variedad de anticuerpos contra los linfocitos y que ello se produce aunque no haya cosanguinidad. De ahí que se entienda que podrían influir también en las enfermedades autoinmunes factores medioambientales.
LA IMPORTANCIA DE LA ALIMENTACION NATURAL
Llegados a este punto debo empezar diciendo que a la medicina alopática le ha llevado demasiado tiempo comprender la enorme importancia de la alimentación en el buen funcionamiento del organismo y del sistema inmunológico, en particular; y que, aún así, los consejos de los facultativos son excesivamente tibios en este sentido.
Por mi parte, consciente de su trascendencia, resaltaré la importancia de incluir una alimentación variada e integral que contenga abundantes frutas y verduras preferentemente crudas-, cereales, legumbres, frutos secos, algas, pescados de mar y aceites vírgenes de calidad. En cuanto a las carnes –rojas y blancas-, lácteos y huevos, deben contener la menor cantidad de grasa posible y ser consumidos con moderación.
Los embutidos, golosinas, edulcorantes artificiales, azúcar blanco o gaseosas, deberían eliminarse totalmente de la dieta.
NUTRICION ORTOMOLECULAR Y FITOTERAPIAOtra de las claves para controlar la enfermedad y devolverle al paciente su calidad de vida es la complementación nutricional y el uso de hierbas medicinales. Y estos son los elementos más importantes que debería contener un tratamiento para combatir el lupus.
Aceite de pescado: Parece que todas las enfermedades autoinmunes detienen su proceso degenerativo si se toman dosis de 3 gramos de aceite de pescado durante tres semanas. Sólo este aspecto terapéutico de los ácidos grasos Omega 3 presentes en el aceite de pescado lo convierten en un recurso inestimable en el tratamiento. Existen estudios clínicos que demuestran la capacidad de estos nutrientes para lograr remisiones de la enfermedad.
He mencionado antes, además, la predisposición familiar –por razones genéticas o medioambientales- a padecer enfermedades autoinmunes. Pues bien, en mi opinión la carencia de ácidos grasos esenciales que conlleva la refinación de los aceites de mesa es el principal factor condicionante para despertar este tipo de patologías.
Diré más: la carencia de ácidos grasos esenciales es, a mi juicio, el principal problema de salud pública vinculado a la nutrición que existe en los países desarrollados. Por eso, promover el uso de aceites vírgenes, pescado y frutos oleaginosos podría marcar una diferencia históricamente significativa, no sólo en las enfermedades autoinmunes, sino también en otras de carácter epidémico como los trastornos cardiovasculares, el cáncer, la diabetes o el sida.
Por otra parte, cabe destacar la utilidad de los aceites de pescado en muchas condiciones asociadas al lupus, como la nefritis, las alteraciones anímicas o la fatiga.
Cartílago de Tiburón: Los mucopolisacáridos presentes en el cartílago de tiburón han demostrado ser importantes agentes inmunoreguladores; de ahí que una terapia adecuada que combine su ingesta con el aceite de pescado pueda incluso llegar a detener el proceso degenerativo.
Además, el cartílago de tiburón es útil para regenerar las articulaciones, habitualmente afectadas por esta enfermedad.
Otras sustancias inmunoreguladoras de interés en el tratamiento del lupus son el aceite de prímula, la morinda citrifolia –Noni-, el cetilmiristoleato, el jengibre, y el metilsulfonilmetan (MSM); una combinación inteligente de todas ellas reemplaza con ventajas y sin efectos secundarios el primitivo enfoque de los antiinflamatorios.
Nutrientes inmunoestimulantes: A diferencia de los antiinflamatorios utilizados por la alopatía, la naturaleza nos brinda sustancias antiinflamatorias que, inversamente a esas drogas, actúan como inmunoestimulantes. Se sabe que las crisis en las enfermedades autoinmunes aumentan tras una infección, y que los antiinflamatorios químicos tienen la desventaja de debilitar las defensas predisponiendo al paciente a nuevas infecciones dando paso a un nefasto círculo vicioso.
Entre los inmunoestimulantes naturales que cabe recomendar para mantener al paciente alejado de cualquier infección destacan el Propóleo, la Uña de gato y el Zinc.
Alimentos antioxidantes: Los alimentos con mayores capacidades para controlar los radicales libres no deberían faltar en la estrategia de salud de cualquier persona que desee mantener la vitalidad y, por tanto, mucho menos en la de quien padece una severa enfermedad.
Entre los antioxidantes convencionales se hallan las vitaminas A, C, E, el betacaroteno –provitamina A- y los minerales zinc, selenio y cobre, así como -aunque menos conocidos- la coenzima Q10 y el ácido lipoico. En cuanto a las mejores hierbas antioxidantes para estos casos destacaría la corteza de pino marítimo y el extracto de semillas de uva, ambas con potencia antiinflamatoria adicional.
Cabe destacar que la nutrición antioxidante potencia sinérgicamente los efectos inmunoreguladores y antiinflamatorios de los elementos citados anteriormente.
LA NECESARIA DESINTOXICACION
Es importante añadir que la autoinmunidad podría tener su origen en la toxicidad de nuestro terreno orgánico, o que ese problema, al menos agrave la situación; todos sabemos que, si bien los intestinos deberían ser la alcantarilla del cuerpo, lo cierto es que habitualmente son una verdadera cloaca. Una alimentación hipotóxica como la que antes hemos propuesto es, por tanto, una buena manera de mantenerlos saludables.
En cualquier caso, como en general se suelen encontrar tan contaminados, no estaría demás hacerse una irrigación colónica; puede hacerla en casa con un irrigador de dos litros –se venden en farmacias- o, mejor aún, acudir a un profesional que realice un trabajo más profundo. Una hidroterapia de colon es una de las mejores medidas que uno puede tomar a favor de su salud, se padezca lupus o no.
Como mantenimiento sería bueno tomar cada día una infusión de dos cucharadas de semillas de lino en ayunas; no solo mantendrán nuestra regularidad intestinal sino que además nos aportarán otros nutrientes de interés. También podemos poblar nuestros intestinos con bacterias benéficas consumiendo jugo de chucrut o suplementos de acidóphilus.
Y como el hígado cumple un importante papel de apoyo en esta labor, estimulémoslo con infusiones de cardo mariano, alcachofa o boldo, o bien, tomando una o dos ampollas diarias de zumo de rábano picante.
LA CLAVE ESTA EN LAS EMOCIONES
Recuérdese en todo caso que, junto con las infecciones, el estrés emocional es el principal agente promotor de crisis. Por eso las herramientas de control psíquico para mantener en el enfermo una actitud adecuada son importantes y pueden llegar a marcar una significativa diferencia en su calidad de vida.
En este sentido es bueno darse cuenta de que no existe el conflicto: somos el conflicto.
Cuando nuestra experiencia asimila este aprendizaje somos conscientes que toda esa energía que utilizamos focalizándonos en los problemas podríamos direccionarla con mucho más eficacia en la solución de los mismos.
Una mente serena ayuda muchísimo a ser más eficientes en un “modo de bajo consumo de energía”. Para ello podemos valernos de disciplinas como el yoga, la meditación, el tai chi o alguna actividad que nos recree y regocije el espíritu.
Es todo. Seguramente los lectores pensarán que no han encontrado en este texto la solución mágica para este problema, pero puedo dar fe de que quienes se valen de los recursos aquí mencionados, al menos, viven mucho mejor que aquellos que no lo hacen.
Es más, si se animan a seguir estos consejos, comenzarán a preguntarse después de un tiempo, cual es la razón por la cual muchas personas no son informadas del valor de la medicina natural y sufren innecesariamente.
Ojalá sean muchos los lectores y profesionales que se atrevan a ir más allá de las creencias establecidas y lo comprueben por sí mismos.
Pablo de la Iglesia es autor de los libros “Recuperar la Salud” (Editorial Errepar), “Esclerosis Múltiple, su tratamiento según un enfoque natural” (Ediciones Obelisco), “Estimula Tu Inmunidad Natural” (Ediciones Obelisco) y “Cáncer, su prevención y tratamiento natural” (Ediciones Libertarias –próxima publicación-); para contactar con el autor puede enviar un correo a
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