LA COMUNIDAD INTERNACIONAL UNE SUS FUERZASS EN EL DÍA DE LA MALARIA

INFECCIOSAS

La comunidad internacional une sus fuerzas en el Día de la Malaria

El mosquito 'anopheles' sigue matando cada 30 segundos A UN MENOR DE CINCO AÑOS. facilitar el acceso a las mosquiteras y a las terapias podría frenar la enfermedad, que amenaza al 40% de la población mundial.

ISABEL F.LANTIGUA

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Awa Gras, de Guinea-Bissau, conoce de primera mano los peores efectos de la malaria. De los ocho retoños que alumbró sólo viven cuatro, porque a los otros los mató la enfermedad. Apripey Anyongubire, de una aldea de Ghana, también ha visto fallecer a dos de sus pequeños y Marie Fornah, de Sierra Leona, a uno. Y la cuenta sigue. Cada 30 segundos, una madre experimenta el dolor que supone perder a un hijo por culpa del parásito responsable de la malaria, el temido Plasmodium falciparum.
"Tenía fiebre y se quejaba de dolores en todo el cuerpo. Ni siquiera había cumplido los cinco años. Para cuando llegamos al hospital ya era demasiado tarde. Murió a los dos días", recuerda Gras. Su testimonio, muy similar al de Anyongubire, es uno de los que ha recogido Unicef con motivo de la celebración, ayer, del Día Mundial de la Malaria, el primero que no se centra sólo en África, como demuestra el lema elegido: Una enfermedad sin frontera. Para Ann Veneman, directora ejecutiva de esta organización, "es inaceptable que esta patología, que se cura y que se puede prevenir incrementando el uso de mosquiteras y otras medidas, mate todavía a más de un millón de personas cada año, en su mayoría niños".
Aunque en los últimos tiempos la malaria ha saltado a la agenda política internacional y han aumentado los esfuerzos y los fondos para combatirla -de los 100 millones de dólares anuales de hace una década hasta los 1.000 actuales-, lo cierto es que las cifras que rodean a la enfermedad siguen impactando.
La malaria es, junto al sida y la tuberculosis, la patología más frecuente en África; el 40% de la población mundial se encuentra amenazada por el parásito en 107 países; cada año se producen entre 350 y 500 millones de casos y más un millón de decesos y cada 30 segundos acaba con la vida de un menor de cinco años.
La comunidad internacional se ha comprometido a cambiar esta situación. Desde Roll Back Malaria, un consorcio creado en 1998 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef, el Programa de Desarrollo de la ONU y el Banco Mundial, afirman que "este día conmemorativo no es una jornada para el miedo, si no para la determinación y el optimismo porque ahora tenemos la evidencia de que podemos ganar la batalla".
MEDIDAS
¿Cómo lograrlo? En primer lugar, según explica en un artículo en The Lancet Raymond G. Chambners, del Fondo Global para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, hay que aumentar el acceso de las familias a las mosquiteras impregnadas de insecticidas, una medida que ha demostrado que reduce hasta en un 60% la incidencia de la enfermedad que se transmite por la picadura de la hembra del mosquito Anopheles.
Junto a la distribución de estos dispositivos, el segundo paso es acercar la terapia a base de artemisina, el tratamiento más eficaz hasta la fecha, a los pacientes más desfavorecidos. Y, para conseguir estos dos objetivos, lo que hace falta es dinero, más dinero.
La malaria, una enfermedad estrechamente ligada a la pobreza que consume una cuarta parte de los ingresos familiares en el África subsahariana, es una vieja conocida en España. Hace tan solo 50 años que se erradicó de Europa, pero antes de irse mató a 5.000 españoles.

La "quimio" daña el sistema nervioso

Un ensayo con ratas muestra que la afectación neurológica de un quimioterápico de amplio uso se debe a que ataca a la mielina

MARÍA VALERIO

Pérdida de memoria, falta de concentración, despistes, dolor de cabeza, inestabilidad al caminar, alteración de los sentidos, fatiga... y, en los casos más graves, demencia. Aunque las secuelas neurológicas de la quimioterapia son bien conocidas por los oncólogos, hasta ahora no estaban muy claras sus bases fisiológicas y este fenómeno no se había estudiado en profundidad en el laboratorio. Un trabajo con ratones publicado esta semana en el Journal of Biology constata que el quimioterápico 5 fluoracilo (5-Fu) afecta a algunas células del cerebro.
Los autores de este estudio, de la Universidad de Rochester (EEUU), insisten, no obstante, en que este producto supone un beneficio sustancial para pacientes con tumores de colon, recto, mama, estómago, páncreas, ovarios o intestino. Pero, precisamente, dado su amplio uso y valorando que seguirá siendo la terapia estándar contra muchos tipos de cáncer "es importante conocer cómo se producen los daños cerebrales".
El 5-Fu ataca directamente a los oligodendrocitos, encargados de producir la mielina (sustancia que recubre las fibras nerviosas del organismo, facilitando que se transmitan adecuadamente las órdenes desde el cerebro hasta el resto del cuerpo). En los ratones del experimento, por ejemplo, la mielina había desaparecido casi por completo a los seis meses de terapia. Además, los daños en el sistema nervioso central empeoraron con el tiempo.
Los autores reconocen que las secuelas neurológicas pueden aparecer incluso años después de finalizar el tratamiento y variar dependiendo del tipo de cáncer y de la duración de la terapia.

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