Aléjate de las amistades tóxicas Así como “lo malo se pega”, también “lo bueno se contagia”; rodéate de personas que tengan en abundancia aquello que a ti te falta y huye de los perdedores sin remedio.
María Marin
he llegado a un punto en mi vida en el que no tengo el deseo o el interés de darle mi tiempo a la gente fracasada. Después de muchos años, finalmente presté atención a la advertencia de mi abuela con relación a los amigos: ¡cuidado, lo malo se pega!. Poco a poco he descartado a los “perdedores sin remedio” de mi círculo de amistades.
Mi actitud puede parecer muy insensible para muchos, por eso, quiero aclarar que no me refiero a quien está desdichado a causa de circunstancias incontrolables o ajenas a su voluntad, como una enfermedad, un accidente, la pérdida del trabajo o desgracias de la naturaleza. Estos individuos necesitan nuestra ayuda. Me refiero a esos que atraen desgracias a su vida por medio de su mala actitud, comportamiento destructivo, pensamientos negativos y su influencia dañina que tanto afecta a otros.
Si mantienes contacto con este tipo de persona, tarde o temprano te contagiarás. Los estados emocionales de los seres humanos pueden compararse con una enfermedad y ser tan infecciosos como la gripe, la varicela o las paperas. Por esta razón, si entre tus amigos existe alguno que padece los síntomas que voy a mencionar, aunque parezca egoísta, aléjate, porque para este tipo de enfermedad sólo hay una cura: ¡el aislamiento!.
• Se presentan como víctimas. Le echan la culpa a todo a su alrededor de las desgracias que los consumen.
• Nunca están felices con nada ni con nadie. Se pasan la vida criticando todo.
• Continuamente se ven involucrados en situaciones malas. Cualquiera diría que “La desdicha los llama”.
• Tienen un historial interminable de amores y trabajos fracasados.
• Tienden a ser individuos de mal carácter y pierden sus estribos fácilmente, esto los lleva a meterse en más miseria.
Seguramente cuando llegan a tu vida estas amistades tóxicas, sientes la necesidad de ayudarlas, pero si tratas de rescatarlas, te infectarás y al igual que ellos fracasarás. Desafortunadamente, no puedes sanar a quienes sufren de este mal. Para curarse, primero tienen que aceptar que padecen de esta enfermedad emocional. Así como “lo malo se pega”, también “lo bueno se contagia”. Rodéate de personas que tengan en abundancia aquello que a ti te falta y transmitirán.
Por ejemplo: si eres tímido, acércate a los extrovertidos. Si careces de dinero, reúnete con los ricos. Y si eres alcohólico, júntate con los sobrios. Húyele a los que comparten tus debilidades y relaciónate con amigos que se identifiquen con tus fortalezas. Mi abuela también decía: “un amigo bueno y fuerte, llega más allá de la muerte”.
* María Marín es autora del best seller Mujer sin límite. Visita:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]