¡ÉL SÓLO QUERÍA SEXO!
Es un tanto difícil amigas queridas, comprender, entender, asimilar y poder olvidar esos supuestos “amores” que dejan marcada en la mujer una profunda huella de vergüenza, impotencia, tristeza, melancolía, abandono, desamparo y soledad en su vida.
No son pocas las mujeres que viven enclaustradas y estancadas en esos grandes dolores y decepciones que han echado raíces muy profundas en el alma.
Mientras duró el romance todo fue hermoso:
Muchas palabras bonitas, muchos detalles hermosos, fiestas, paseos, regalos, amigos, etc. ¡La vida sonreía, y hasta parecía mostrarse de color de rosa!
¿Cómo dudar del hombre de nuestros sueños, cuando todo va “aparentemente” bien y no hay nada que nos haga desconfiar?
¡Y menos si se está muy enamorada!
La mujer enamorada se entrega en cuerpo, alma, sentimiento y razón, cuando no intuye los peligros que le acechan al entregarse tan completamente a su hombre, dejando vacío el tanque de reservas de su amor propio, su dignidad, su individualidad y su propia autoestima.
Un gran porcentaje de mujeres en el mundo están atravesando esta situación de duelo y luto en su alma, realmente se sienten tristes, deprimidas, humilladas, denigradas, laceradas en las fibras más íntimas de todo su ser. No se atreven a darle la cara a nadie, se encierran, se limitan, se anulan, se apartan de la familia y de la sociedad. No quieren saber más nada de otro hombre, ni quieren tocar nunca más estos temas de abuso emocional, sexual, y por demás… ¡Abuso de confianza!
Es tan grande la desesperación y la frustración de esas mujeres, que lamentablemente llegan al grado de no querer saber más nada del amor, pero… ¿Qué culpa tiene el pobre amor de todo esto? ¿Qué culpa puede tener el amor de que lo hayan utilizado como chivo expiatorio o trampolín para satisfacer instintos pasionales bien calculados?
La mujer no puede intuir la doblez, ni la falsedad ni el engaño porque se ciega de amor y confianza… ¡Se entrega a lo… bruto!, se regala absolutamente a ese hombre que un día dijo amarla, ¿Pero también prometió respetarla? –Es seguro que no-
Entonces, todos los errores tienen consecuencias, y no será difícil adivinar cuál será el resultado de la falta de prudencia (que por cierto no abunda mucho en nuestro mundo).
La vida moderna exige cambios es cierto; pero no por ello la mujer tiene necesariamente que abaratarse por estar en sintonía con el último grito de la moda que es perder su virginidad a lo tonto con el primer “carabonita” que se le atraviese en el camino, se le entrega sin recato y sin medir consecuencias, para después lamentarse miserablemente de que la engañaron, la traicionaron y la botaron como si fuera “una cosa”.
Por lo tanto, desde este punto vista, es comprensible que no sea toda la culpa del hombre, sino también de la mujer que no sabe darse su lugar, que no sabe darse a respetar ni a merecer, adjudicándose excusas y pretextos de que lo hizo por amor. ¿Entonces para qué crucificar tanto al pobre amor con tantos lamentos? Tengamos la valentía y la sinceridad para reconocer que nos equivocamos y que… ¡La cagamos!, y entendamos que no es posible estarle regalando el cuerpo, el alma, el sentimiento y la razón a un hombre que sólo quiere sexo …¡y de pilón gratis!… ¡Por Dios… qué absurdo! ¡El que quiera azul celeste, pues que le cueste! –dicen- ¿o no?
Así que mis bellas; enamorarse no es malo por supuesto, lo triste y lamentable es cuando tus emociones se salen fuera de tu control y te conviertes en un objeto de propiedad ajena. Aprende a conocerte, a valorarte y a quererte más, y tu propio corazón te lo agradecerá.
Autor: "Doral"