LA RISA UN VALOR EN ALZA
Cuando las cosas se ponen feas y los problemas parecen no tener solución, resulta de gran ayuda saber afrontar la situación con una sonrisa que le quite dramatismo.
El sentido del humor es un mecanismo psicológico muy sofisticado que permite aumentar la eficacia con la que nos enfrentamos a las situaciones
Una filosofía optimista de la vida ayuda en gran manera a salir del atolladero y a buscar soluciones en lugar de quedarse atascado en los problemas.
Por supuesto, la solución a los problemas no vendrá por sí sola por el simple hecho de sonreír.
No se trata de reír por reír, sino de afrontar las situaciones difíciles con una actitud positiva.
El estado de ánimo determina las acciones que se llevan a cabo.
Para mantener una actitud activa y no dejarse arrastrar por los problemas, se hace imprescindible saber relativizar el problema, observarlo con cierta distancia para suavizar su impacto negativo. Es lo que algunos psicólogos llaman "optimismo inteligente".
No en vano, son muchos, quienes defienden que el principal rasgo que nos distingue de los animales es la capacidad para sonreír.
El humor, sin embargo, no es una capacidad innata del ser humano. No se nace con él, sino que se va aprendiendo a lo largo de la vida, y puede aumentarse o potenciarse con un poco de esfuerzo. Cualidad a desarrollar
Si bien el carácter puede marcar a una persona más hacia la inhibición o hacia el entusiasmo, todo el mundo puede tener sentido del humor.
Desarrollarlo sólo es cuestión de entrenamiento.
La actitud positiva ha de fomentarse diariamente, y puede resultar muy difícil de lograr para personas acostumbradas a ver sólo el lado negro de las cosas.
Síntoma de inteligencia
Por otro lado, el sentido del humor no sólo ayuda a afrontar mejor los problemas, sino que además ayuda a desarrollar la inteligencia y la rapidez de reflejos.
La base de la risa y del humor está en sacar las cosas de contexto, invertir situaciones habituales
Tiene un gran componente de instinto de supervivencia, de escudo ante los problemas insuperables.
Existen estudios que demuestran que las personas que atraviesan situaciones difíciles son las que desarrollan un humor más agudo y lúcido, sacando punta a circunstancias incluso de extremada gravedad.
Entrenar el cerebro para darle la vuelta a las situaciones de esta forma estimula la inteligencia y la velocidad de respuesta de la mente.
Humor y capacidad de crítica
Sin embargo, como en todo, no conviene caer en los extremos. Existen personas que se refugian en la burla, la ironía, el sarcasmo y la ridiculización constante de las personas que le rodean como medio de autoprotección.
Otras lo hacen con un humor tan ingenuo que cualquier cosa les hace reír.
Ninguno de los dos extremos es bueno.
Para que el humor sea saludable tiene que ser, ante todo, respetuoso, y tiene que permitirnos ver la realidad con cierto grado de crítica.
Un humor demasiado ácido, o demasiado cándido, acaba siempre por traer más problemas de los que soluciona. Lo ideal es reírse con los demás y no de ellos, y, por supuesto, que los demás se rían con uno y no de uno.
¿Y porqué no reimos?
Uno de los frenos más importantes y con más fuerza a la hora de reír es el miedo a parecer poco formales o ridículos, a no tener credibilidad, a que no nos consideren personas maduras ni responsables, etc.
Por ésta razón, las personas que dan mucha importancia a la seriedad tienen miedo al humor porque creen que hace peligrar ese status social o económico que tanto le ha costado crear.
Con el humor se rompe la tensión y se crea un ambiente más relajado.
Quizá la relación entre los conceptos "seriedad-fiabilidad-responsabilidad", implique que haya otro bloque con los siguientes conceptos relacionados "diversión-desconfianza-irresponsabilidad", pero esta relación está mal establecida.
La correcta sería: "humor-naturalidad-credibilidad-responsabilidad", porque una persona con un buen sentido del humor es mucho más capaz que otras de enfrentarse a situaciones conflictivas, con la suficiente tranquilidad para que la tensión no le impida tomar la decisión adecuada, ya que donde hay lugar para el sentido del humor no hay lugar para el estrés, son incompatibles.
Al igual que en situaciones tensas, con el sentido del humor, se puede llegar a relajar el ambiente para que el clima sea el adecuado.
Como también en las relaciones interpersonales, en las cuales el sentido del humor crea un ambiente relajado en el que las personas se sienten bien y se facilita así la comunicación.
Si realmente pensamos en ello, a todos nos gusta encontrarnos con personas agradables, con una sonrisa en el rostro, cuando tenemos que relacionarnos de alguna manera con ellas, ya sea de forma continua o casual.
En definitiva, el sentido del humor nos facilita las relaciones humanas, nos ayuda a relajar tensiones, nos ayuda en la toma de decisiones y hace que nos sintamos mejor al no ser compatible con el estrés.
Hay que manejar el humor con cuidado, para no herir a las personas con las que nos relacionamos, y tener en cuenta el hecho de "reírse con" y no "reírse de", es decir, compartir el humor con los demás utilizando el humor adecuado que sigue la regla ECO: es el humor Elegante, Conveniente y Oportuno.
RISA NATURAL Y RISA ARTIFICIAL
La risa natural nos llega sin la intervención de nuestra voluntad y como expresión de una euforia, de una emoción, independiente de la razón.
Suele ser incompatible con la capacidad analítica, pues produce una especie de borrachera, en especial cuando se mantiene mas de 5 minutos, y dificulta la concentración.
Hay ejercicios de expresión corporal que generan reacciones físicas similares a la de la risa natural. A la producida por estos medios le llamamos risa artificial.
La utilizan normalmente las personas que ejercen profesiones directamente relacionadas con los espectáculos de humor o de comedia. Utilizan lo que se llama la GIMNASIA DE LA RISA.
El hecho de practicar esta gimnasia, para producir risa artificial no resta valor al resultado.
De hecho, si se practican los ejercicios con suficiente intensidad y regularidad, se favorece la risa natural.
La gimnasia de la risa tiene un efecto inductor sobre los mecanismos físicos, sobre los resortes del cuerpo, que activan los procesos hormonales y al final se sienten los efectos terapéuticos de la risa.
A continuación, os propongo un ejercicio de gimnasia de la risa para que veáis como funciona.
PRÁCTICA DE RISOTERAPIA
Como ejercicio práctico de gimnasia de la risa, vamos a utilizar la combinación del llanto fingido con la risa forzada.
Las trabas para su logro se encuentran en nuestro propio sentido del ridículo. Es imprescindible practicar lograr desinhibirnos.
Comencemos encogiéndonos, en cuclillas o sentándonos y agarréndonos las piernas mientras chillamos, entre lamentos que finjan pesar o dolor, al estilo de las antiguas plañideras. Tras unos segundos, sin llegar al minuto, nos estiramos al máximo, progresivamente, hasta formar un aspa con los brazos y las piernas. Y en esta nueva posición, como si de un estallido se tratase, explotemos con la carcajada forzada mas intensa y sonora que seamos capaces de emitir, durante mas de un minuto.
Alternemos los encogimientos y estiramientos a ser posible unos diez minutos.
Este ejercicio puedes practicarlo todos lo días, en el momento que te apetezca.
PRÁCTICA DE RISOTRERAPIA
Vamos a hacer una recopilación de chistes, sin orden ni concierto, como si fuéramos locos del humor. Rebuscaremos por todas partes: periódicos revistas, televisión amigos, internet... Tendremos que conseguir, al menos, un chiste al día y los iremos almacenando en un cuaderno o carpeta que sólo usaremos para ese fin.
Posteriormente, clasificaremos esos chistes. Pondremos atención para quedarnos tan sólo con esos chistes que no puedan ser ofensivos para nadie, en ningún sentido.