Tabla 1. Sitios anatómicos de los puntos sensibles (“tender points”) (1)
• Occipucio: bilateral en la inserción del músculo suboccipital
• Cervical bajo: bilateral, en la parte anterior de los espacios intertransveso C5.C7
• Trapecio: bilateral, en el punto medio del borde superior
• Supraespinoso: bilateral, el origen sobre la espina de la escápula próximo al borde medial.
• Segunda costilla: bilateral, en la segunda unión condroesternal
• Epicóndilo lateral: bilateral a 2 cm. distal del epicóndilo
• Glúteo: bilateral cuadrante superior externo de la nalga en la parte abultada del músculo
• Trocánter mayor: bilateral, posterior a la prominencia trocantérea
• Rodilla: bilateral en la almohadilla grasa media próxima a la línea articular
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Métodos
Se hizo un estudio detallado en PubMed (National Library of Medicine) y los índices Biosis con las siguientes palabras clave: fibromialgia, variables de personalidad, desordenes de personalidad, desordenes psiquiátricos, desordenes de ansiedad, desordenes de ánimo y depresión.
Se ha informado de diagnósticos psiquiátricos por los autores del Manual diagnóstico y estadístico de desordenes mentales (“Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”) Ediciones revisadas III, IV y IV (9-11), o de la 10ª Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10) criterios de revisión (12).
Resultados
Son frecuentes en los pacientes con FM las variables de personalidad asociadas con vulnerabilidad psicológica, como autoestima baja, dependencia, pasividad, victimismo, catastrofismo, irritabilidad, evitar y respuesta maladaptativa a pérdidas (13-15). Por esto se ha sugerido que los procesos de
pensamientos negativos y las malas aptitudes de manejo sean parte intrínseca de la psicopatogénesis de la FM (
. Las mujeres con FM son más propensas al catastrofismo que las mujeres con AR (14).
Los FM pacientes en comparación con pacientes con dolor psicogénico y los controles sanos, mostraron una reducida relación a la realidad, una vacante emocional en las relaciones, y la agresión como características de personalidad (16).
En algunos estudios (17, 18) se ha encontrado que la alexitimia y el enfado hacía uno mismo era significativamente más alto en pacientes con FM que en los controles o en pacientes con AR, pero esto no se encontró en otro (19).
Comparado con niños con artritis y con sujetos control, los niños con FM juvenil demostraron significativamente más problemas de comportamiento, mayor inestabilidad temperamental, irregularidad de las costumbres diarias, baja orientación de las tareas, alta distracción, alto nivel de anhedonia, ánimo negativo, ausencia de afectividad y autoestima negativa, aparte de un aumento del nivel de ansiedad y depresión (20).
Basado en un cuestionario (“Minnesota Multiphasic Personality Inventory”) un estudio mostró que los pacientes adultos con FM, en comparación con pacientes con AR, tenían puntuaciones
estadísticamente significativas en las escalas de hipocondriasis, histeria, paranoia y esquizofrenia (21), mientras que otro estudio demostró un incremento de la puntuación de las escalas de desviación psicopática, psicasténica y paranoica (22).
Se encontró una puntuación significativamente más alta en la escala de hipocondriasis del cuestionario Básico de Personalidad en pacientes con FM, que en pacientes con AR y en controles sanos (23).
No obstante, unos estudios basados en otras herramientas de valoración no mostraron diferencias significativas de los patronos de personalidad en pacientes con FM en comparación con pacientes de medicina general o con AR (24, 25).
Recientemente, basado en el cuestionario Estructurado Clínico por DSM-IV un gran grupo de pacientes con FM, se diagnosticaron desordenes de personalidad en 8.7%, 5.25% desorden borderline de la personalidad y 1.75% desorden de personalidad de evitación o de dependencia, resultando su frecuencia ligeramente inferior que en la población general (10%) (26).
Es habitual encontrar en la FM características de “propensión al dolor” o “hipervigilancia”. Así explicamos el nivel elevado de estrés que se observa en los pacientes (27, 28). Se ha sugerido que el alto nivel del distrés psicológico era intrínsicamente relacionado con el síndrome (29) que a la vez constituía un importante factor de pronóstico (30). Es más, el distrés psicológico es más frecuente y severo en los pacientes con FM que en los controles con dolor generalizado musculoesquelético
crónico de otro origen (31), o en pacientes con AR (32).
Se ha demostrado una alta frecuencia de alteraciones psico-afectivas en la FM (33), de manera que se incluyó el síndrome en el “espectro de desordenes afectivos” (34). Se caracterizan a los pacientes con FM con un nivel significativamente más bajo de afecto positivo y de extraversión que los controles que sufren de dolor crónico debido a artrosis, y se considera que esta disfunción de la regulación afectiva característica clave de la FM (35).
Es evidente el aumento del ratio del DP durante la vida y actualmente en los pacientes con FM (7, 15, 21, 30, 36-38). Se ha comprobado que el DP, identificado sobre todo mediante valoración psiquiátrica (27), suele empezar después de que comience la FM, pero también puede ir asociado con ella o
preceder a ella (30, 39-41).
Las comorbilidades psiquiátricas más frecuentes entre los pacientes adultos con FM son los desordenes ansiosos y depresivos, y los desordenes de la alimentación no son habituales (26, 38, 39).
La frecuencia del desorden de ansiedad varía entre 13% y 63.8% (7, 26, 33, 34, 36, 37, 40, 42-47), y la de la depresión entre 20% y 80% (7, 25, 26, 33, 34, 36, 37, 43, 48-52). La alta variabilidad puede depender de las características psicosociales de los pacientes (26), ya que la mayoría de evaluaciones se hizo en pacientes en consultas del cuidado terciario; se informó, no obstante, de resultados similares en
estudio clínicos, comunitarios o de población (29, 31, 43, 47, 53-55).
Incluso si nos referimos a los porcentajes más bajos, la ocurrencia del DP es significativamente más alta en los sujetos con FM que en la población general (7%) (56). Se ha observado un vínculo entre el desorden de estrés posttraumático (DEPT) y se observó la FM tanto en muestras de comunidad (57, 58), como en cohortes que buscan cuidados (59, 60) en las que más del 50% de los pacientes muestran DEPT (59, 60).
En comparación con la prevalencia del DEPT en la población general (6%), los pacientes con FM exhibían un ratio muy incrementado, similar a los veteranos del Vietnam y a las víctimas de catástrofes naturales o de accidentes de trafico (61).
a) Se ha estimado que en el curso de la vida el riesgo de desorden de ansiedad, en particular el desorden obsesivo-compulsivo y el DEPT, es 5 veces mayor en mujeres con FM que sin ella (47).
Aparte por la elevada frecuencia las pruebas para la asociación entre la FM y el desorden depresivo mayor (DDM) también es particularmente alta en base a la sintomatología solapante y a un patrono similar de comorbilidad, y también por altos ratios de DDM entre los familiares de los pacientes con FM (39, 62).
Aunque la prevalencia de depresión en pacientes con FM es alta no se encontró que la personalidad“tipo depresivo” sea parte necesaria del síndrome (52). La FM y los síntomas depresivos también se agregan en los preadolescentes, y los niños con FM muestran puntuaciones totales significativamente más altas emocionales y conductuales que en los controles (63).
En algunos estudios (22, 33, 38) se ha informado que la comorbilidad psiquiátrica era más alta en pacientes con FM que en pacientes con AR, pero no en otros (50, 64) no se encontró esto.
Los familiares de pacientes con FM (3, 33, 39, 44, 65) presentaban el DP con más frecuencia que los de pacientes adultos (3) y pediátricos (20) con AR, y mostraban una sensibilidad al dolor significativamente más alta (3, 20). Puede que estos hallazgos sugieren que no solamente estén implicados los factores genéticos en el control de la percepción y de la patogénesis del dolor, pero también que la FM y el DP pueden compartir estos factores (3, 66). Un estudio reciente confirmó esta hipótesis, debido a una frecuencia similar de depresión que se encontró en los familiares de pacientes deprimidos y en los familiares de pacientes con FM sin historial de DP (67).
Hay que notar que la intensidad de y la persistencia al dolor en la FM son independientes de una depresión coexistente (54) o de un distrés psicológico concomitante (68), mientras que la intensidad del dolor está positivamente relacionada con la severidad de la ansiedad (69, 70), y la cantidad de TPs está fuertemente influenciada por el nivel de distrés (68). Es más, los pacientes con ansiedad comórbida informan de una mayor cantidad de síntomas físicos de FM (26).