La Fibromialgia, reconocida como entidad por la OMS desde el año 1992, es un problema importante de salud por su elevada prevalencia, morbilidad, y por el alto índice de frecuentación y consumo de recursos sanitarios que origina, y más frecuente en el sexo femenino (de cada 10 personas afectadas, 9 son mujeres).
En general, se considera la presencia de fibromialgia cuando hay dolor persistente durante, al menos, tres meses; y dolor a la presión de al menos 11 de los 18 puntos contemplados.
Es de etiología desconocida, no se sabe aún con certeza qué la produce: se habla en los diferentes estudios de traumas anteriores, accidentes, estados continuados de estrés, bajos niveles de serotonina… Las últimas investigaciones señalan un deficiente funcionamiento del sistema nervioso autónomo, produciéndose una excesiva actividad del sistema simpático.
Tiene además asociados varios otros síntomas: el cansancio, es el principal, los pacientes refieren como si se les hubiera agotado la energía, otros manifiestan que les parece que les hubieran dado una paliza; trastornos del sueño, es un sueño superficial y poco reparador; empeoramiento con el frío; rigidez por las mañanas; parestesias; ansiedad; colon irritable; depresión; problemas de memoria…
No existe un tratamiento definitivo para la fibromialgia. Las medidas que se aconsejan van dirigidas a mejorar la calidad de vida, la capacidad de afrontar los síntomas y el bienestar psicológico.
La terapia se sustenta pues en cuatro aspectos:
Educacional/social
Farmacológico
Rehabilitador y físico
Psicológico
Desde hace tres años vengo realizando grupos de terapia cognitivo-conductual para las personas asociadas de la Liga Reumatológica Asturiana. La terapia cognitivo-conductual es el procedimiento a través del cual se pretende modificar los pensamientos y conductas negativos y fomentar métodos más sanos de adaptación a lo que está pasando en la vida de la persona, en este caso de adaptación a la enfermedad. Existen numerosos estudios que confirman la eficacia de la terapia cognitivo-conductual ya que enseña a reconocer y rehacer los pensamientos disfuncionales e integrar mecanismos de afrontamiento eficaces en la vida diaria, en cuanto al dolor y el control de la enfermedad. La persona aprende a resolver problemas y situaciones que anteriormente había considerado insuperables.
Las técnicas empleadas son, entre otras:
Técnicas de reestructuración cognitiva: la terapia va dirigida a enseñar a detectar los pensamientos automáticos negativos; identificar las relaciones entre esos pensamientos, las emociones y las conductas; examinar si esos pensamientos son reales, válidos y útiles; y, por último, sustituirlos por otros más funcionales.
Técnicas dirigidas a disminuir la excesiva activación psicofisiológica: técnicas de respiración profunda, relajación muscular progresiva, entrenamiento autógeno, técnicas de visualización…
Técnicas de habilidades sociales y de comunicación: para aprender a enfrentarse mejor con el entorno, por ejemplo, expresar mejor lo que les sucede; decir que no, para no sobrecargarse tanto; pedir ayuda cuando lo necesiten; saber reaccionar a la incomprensión que muchas veces reciben de otras personas que no entienden lo que les pasa, en ocasiones hasta los propios profesionales, y que provocan más sufrimiento que el propio dolor que padecen;etc.
Otras estrategias: higiene del sueño; incremento de las actividades gratificantes; manejo del dolor; mejora de la atención, concentración y memoria; apoyo familiar…
Me siento afortunada de conocer a estas personas y ver cómo , gracias a su esfuerzo y a su lucha, van consiguiendo poco a poco que los días “negros”, ya no lo sean tanto.