Marifé FUNDADORA DE FIBROAMIGOSUNIDOS.COM -WEBMASTER-GRUPO DE APOYO-REIVINDICACIONES-ACTIVISTA
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| Tema: Caricias y salud Dom Ago 03, 2008 11:24 am | |
| Caricias y salud
Las caricias aparecen estrechamente ligadas a una gran cantidad de comportamientos humanos como así también en el resto de los animales. Como la vida en general no es nunca un hecho solitario (salvo excepciones) sino un hecho gregario, por lo que ningún sistema vivo puede substituir sin implementar la influencia física de sus pares.
Y sin lugar a dudas las caricias ocupan una parte muy importante en este tipo de influencia.
Las caricias movilizan señales eléctricas que a su vez activan la liberación de sustancias químicas que participan activamente en la maduración del sistema nervioso, el crecimiento del organismo, la actividad del sistema inmune, los comportamientos emocionales y los estados de tensión o relajación de la musculatura.
Los especialistas en conducta animal indican que las caricias tranquilizan naturalmente a todos aquellos de vida comunitaria, especialmente a los mas jóvenes o enfermos. Esta observación es común en caninos, felinos, herbívoros, monos y primates.
Un hecho particular que se puede observar, es en la crianza artificial de terneros, esta demostrado que si la tarea de alimentación y otros cuidados están en manos de mujeres vegetarianas, se facilita el crecimiento y se reducen los índices de enfermedades.
También en los niños que nacen con enfermedades que comprometen su ciclo madurativo, se indican a las caricias como una parte importante de la terapéutica a seguir. En los niños carentes de afecto se observan trastornos en su maduración como defectos inmunológicos que en muchos casos pueden ser causa de su muerte.
La piel no nos aísla del medio ambiente que nos rodea, sino que es el medio por el cual nos comunicamos con el. Los receptores táctiles que en ella se hallan son la entrada de los efectos beneficiosos que producen las caricias.
Para poder entender que pasaría con las funciones cerebrales si la piel no fuera percibida como un elemento aislante del mundo exterior, el profesor David Horrobin, realizo la siguiente experiencia.
En ella, sumergía a un grupo de voluntarios a los que explicaba el motivo de dicho experimento, en un baño de aceite hasta el cuello, a 37° y en la oscuridad total. En estas condiciones experimentales pudo observar que la actividad cerebral de las personas estudiadas se mostraba ya a los pocos minutos muy perturbada.
Estos mismos resultados se volvieron a obtener, cuando el experimento se repitió en voluntarios que desconocían totalmente la razón por la cual intervenían en esta prueba. Por lo cual se pudo advertir claramente, que tanto los cerebros de las personas estudiadas en la primera prueba, en donde sabían el motivo de la misma, como los cerebros de los de la segunda, que desconocían los motivos, reaccionaron de la misma forma ante el efecto de percibir la sensación de ausencia de piel que producía el experimento.
El sentido del tacto, que es el de mayor distribución corporal ocupa una posición jerárquica intermedia entre el ojo y el oído.
Desde hace mucho tiempo se conoce que el estrés crónico actúa disminuyendo la capacidad del organismo para reaccionar ante la agresión de bacterias, virus, hongos, parásitos o toxinas con sus propias armas defensivas. Durante este proceso de defensa se produce una constante comunicación mutua entre el cerebro y el sistema inmunitario.
Las influencias ambientales, sin lugar a dudas inciden sobre el funcionamiento del sistema inmune y este a su vez a través de mediadores químicos se comunica con el cerebro, mientras que este a través de sus neurotransmisores se relaciona con las células encargadas de la respuesta inmune.
Un ejemplo es el caso de la adrenalina, que puede actuar sobre el linfocito T, (encargado de la inmunidad celular) limitando su capacidad defensiva ante una posible infección.
Esto por supuesto solo ocurre ante estados de stress crónico y no en el caso del stress agudo.
En cambio otros neurotransmisores actúan en sentido contrario tales como las encefalinas y endorfinas que favorecen la actividad del sistema inmunitario.
Por lo tanto las caricias que son un factor conocido como facilitador de la liberación de estas sustancias contribuyen indirectamente a un refuerzo de las defensas orgánicas.
Al actuar desde el exterior las caricias inducen a un estado de relajación corporal, que luego se traslada a la química cerebral y de aquí al sistema inmune. Así se consigue consolidar desde el nacimiento una vía para la comunicación entre el exterior y el interior del cuerpo.
Y por esto las caricias entre los seres humanos, deberían ser una sana costumbre que se tendría que mantener durante toda la vida pues favorece a la UCCM (unidad cuerpo cerebro mente), tanto de quien las da como de quien las recibe. | |
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