Las cuatro terapias naturales que enfrentan el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) Se trata de un cansancio permanente, que no pasa ni siquiera con reposo continuo. Las mujeres parecen padecerlo entre dos a cuatro veces más que los hombres.
Aunque es común sentir agotamiento cada ciertos períodos, si se experimenta cansancio durante mucho tiempo es posible que se desarrolle una condición llamada Síndrome de Fatiga Crónica (SFC). Se trata de una fatiga extrema que no progresa, incluso, con mucho reposo. Los síntomas se parecen a los de la gripe y, en algunos casos, pueden durar años.
Esta problemática de salud se descubrió oficialmente en 1988, cuando los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) comenzaron a dar cuenta de muchos casos parecidos.
Aunque la enfermedad se puede desarrollar en cualquier momento de la vida, la información que han coordinado los CDC precisa que es más común entre las personas de 40 a 59 años de edad. No existe evidencia científica de que la enfermedad sea contagiosa, pero las investigaciones dan pie para pensar que sí existen vínculos genéticos.
Las mujeres reciben el diagnóstico de SFC entre dos a cuatro veces más que los hombres, pero no está claro si esto se debe a que la enfermedad afecta a más mujeres o a que más mujeres reportan la condición a sus médicos en comparación con los hombres.
En casi 25 años de hallado este síndrome se han estudiado muchas terapias naturales y alternativas para su tratamiento, pero los expertos apuntan a que se requiere más investigación para llegar a conclusiones más definitivas.
Uno de estos tratamientos es el ginseng. La palabra “ginseng” se deriva de ren-shen, una palabra china que significa “esencia de la tierra en forma de hombre” o “raíz hombre”, que viene por la forma casi humana de la raíz a la que alude.
El ginseng se ha utilizado en la medicina tradicional china (MTC) durante más de 2.000 años y se cree que aumenta el apetito y la fuerza, además de mejorar la memoria y el rendimiento físico. También se cree que ayuda a reducir la fatiga y el estrés y a mejorar la calidad de vida en general.
Existe también una fruta que ayuda a combatir la fatiga: el kiwi. Originalmente de la China, desde hace años también se produce en lugares tan diversos como Nueva Zelanda, Estados Unidos, Italia, Sudáfrica y Chile.
Se trata de una fruta rica en vitamina E, serotonina y potasio, además de exhibir más densidad de vitamina C que otras. Se ha estudiado también por sus beneficios para los pulmones y el corazón de la salud, pero sobre todo se cree que aumenta la energía.
También están los siempre populares suplementos de ácidos grasos omega-3, que se conocen por sus beneficios para el corazón y la protección contra el colesterol alto. Los omega-3, que se encuentran en los aceites de pescado y los aceites vegetales y de otros frutos.
Otro tratamiento alternativo que se ha propuesto para la fatiga es la terapia de relajación. Las técnicas de relajación incluyen varios enfoques terapéuticos conductuales que difieren ampliamente en su filosofía, su metodología y su práctica. Por lo general, su objetivo principal es la relajación no dirigida.
Existe coincidencia, en todo caso, que es la orientación de un profesional médico es lo que permite decidir el mejor tratamiento para la fatiga. Las terapias alternativas podrían ser una buena manera de aliviar el cansancio y mejorar las complicaciones de la ajetreada realidad diaria.
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