“Los enfermos con el Síndrome de Fatiga Crónica no son marcianos”
Las enfermedades de sensibilización central engloban la Fibromialgia, el Síndrome de Fatiga Crónica, el Sensibilidad Química Múltiple y la Electro sensibilidad. Todas ellas son patologías de carácter crónico, multisistémicas e incapacitantes para las que solamente existen tratamientos paliativos y que no tienen causas previas que las justifiquen. Ana María García Quintana es doctora pionera en Síndrome de Fatiga Crónica. En sus casi 20 años de experiencia ha sido consciente de lo difícil que les resulta a estos pacientes conseguir un diagnóstico.
Pregunta: ¿Por qué decidió especializarse en este tipo de enfermedades? ¿Fue por vocación?
Respuesta: Sí, claro. Todo en medicina es vocacional. Cuando empecé a ver a estos enfermos estaba haciendo la tesis del sida y uno de los síntomas que tenían era el cansancio. Fue entonces cuando empezamos a ver que había un grupo de enfermos que tenían un cansancio extremo y, como yo soy así (ríe), me empecé a interesar por este grupo de pacientes hasta el punto en el que prácticamente mi actividad se centra en ellos. Poco a poco ese interés científico pasó a un interés personal.
P: ¿Se acuerda de su primera consulta
?
R: De las primeras sí aunque ya hace casi 20 años. Eran enfermos que llevaban dando vueltas mucho tiempo. Recuerdo una paciente que llevaba 20 años de médico en médico. También recuerdo otra que venía de Andalucía y que a media entrevista se puso a llorar emocionada y me dijo que era el primer médico que no la miraba con cara de “ésta es una marciana, está loca”.
P: Hoy en día hay médicos que todavía desconocen estas enfermedades. ¿Qué le sugiere?
R: Me dan un poquito de pena porque hoy por hoy si la desconocen es porque dicen que no se la creen. Si los médicos en el pasado no se hubiesen creído lo que no veían seguiríamos en la edad de piedra. El médico tiene que ser curioso, tiene que basar su profesión en la historia clínica y en lo que dice el enfermo, sobre todo cuando está en los libros de texto y la OMS lo tiene recogido como enfermedad. ¿Qué es eso de yo no me lo creo? ¿Qué pena no? ¿Qué pasa que se han vuelto locos en la Organización Mundial de la Salud?
P: Usted pasa mucho tiempo con enfermos de SFC. ¿Cómo son? ¿Cómo llevan la enfermedad?
R: Son como cualquier enfermo eso para empezar, no son “enfermos marcianos”. Son enfermos que tienen una enfermedad, una enfermedad que durante mucho tiempo ha tenido una lacra social en el sentido de que nadie les cree y eso trae consigo una repercusión emocional. Durante mucho tiempo les han tratado como pacientes psiquiátricos. Mi experiencia con ellos dice que son muy agradecidos, porque hasta ahora a muchos no les han hecho caso en otros sitios. Son disciplinados. Si los enfermos siguen viniendo a mi consulta es por algo.
P: Te implicas mucho. ¿Esta implicación ha hecho que atraviese la barrera profesional?
R: Llevo de médico más de 30 años y para ser un buen médico no puedes perder la humanidad, pero tienes que saber ser el médico. Esto es como ser padre: tienes que tener una buena relación con tus hijos pero tienes que ser su padre. Eso no quiere decir que no me implique. Hoy por hoy el cien por cien de mi actividad se dedica a ellos y les dedico el cien por cien de mi tiempo.
P: ¿Alguna experiencia personal, algo que le hayan aportado?
R: Muchas cosas. El médico que no se deja aportar por sus pacientes no es un buen médico porque son personas y las personas siempre aportan a otras personas. Con veinte años de experiencia imagínate, podría escribir un libro. Experiencias personales de todos los tipos y colores. Hay gente que lo lleva muy mal, muchas parejas se rompen porque. Es una enfermedad que pone a prueba la familia, el amor, la sociedad y la pareja.
P: Pasa consulta en Madrid y en Barcelona…
R: Lo llevo con bastante dignidad. De hecho las unidades empezaron en Barcelona pero tenía muchos enfermos de Madrid, de Andalucía… Ahora mismo vivo entre dos ciudades, y por suerte el AVE ha mejorado mucho mi calidad de vida. Vengo cada semana y hay veces que dos por semana porque hago también de perito. Tengo un apartamento alquilado, una hija que estudia en Madrid y un hijo que estudia en Barcelona. Tengo literalmente una doble vida.
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