Siempre cansados: cómo combatir el síndrome de fatiga crónicaPara poder dominar el agotamiento, los pacientes deben aprender a manejar con cuidado sus reservas de energía. Por Martin Faber (para la agencia DPA)
Hasta el más mínimo movimiento era una tortura para ella. Juana* no podía estar sentada en una silla ni sostener una cuchara, y mucho menos levantar los brazos. Estaba siempre cansada y sentía fuertes dolores en brazos y piernas. “Mi marido me tenía que dar de comer y yo me arrastraba hasta el baño porque no tenía fuerza”, afirma.
La mujer, de entonces 35 años, estuvo más de medio año en cama, pese a que, con el diagnóstico de mononucleosis que le habían dado, tendría que haberse sentido bien pasados los tres meses. “Ya no tenía ninguna esperanza”, recuerda. Hasta que un médico le diagnosticó síndrome de agotamiento crónico, llamado también síntoma de fatiga crónica (SFC).
Para recibir el diagnóstico de SFC, el nivel de rendimiento de una persona debe estar limitado en más de un 50 por ciento y esa merma debe llevar al menos seis meses. Además de un agotamiento paralizante, los afectados por el SFC sufren alteraciones en la concentración, la memoria y el sueño así como dolores en las articulaciones, el cuello, la cabeza y los músculos.
La causa de este mal no está del todo clara. Los especialistas creen probable que se trate de una sobreactivación del sistema inmunológico. Como consecuencia, al parecer se ven afectadas mitocondrias que proveen de energía a las células del cuerpo.
Dado que los cuadros de agotamiento también aparecen con otras enfermedades, el SFC suele ser el último diagnóstico. En general, cuando no se detectan en el sistema nervioso, inmunológico u hormonal enfermedades claras ni deficiencias de hierro y vitaminas, pero persiste la activación inmunológica, se suele empezar a pensar en SFC. El diagnóstico puede llevar años debido a que los síntomas no son unívocos.
No hay una terapia especial para el SFC. Los médicos intentan más bien equilibrar desigualdades o deficiencias encontradas en los análisis previos de sangre u orina. Es decir: lo que se trata en caso de SFC son los síntomas, no las causas.
Para poder dominar el agotamiento, los pacientes deben aprender a manejar con cuidado sus reservas de energía. Lo ideal es ahorrar energía hasta en las más mínimas acciones diarias. Por ejemplo: se puede estar sentado en vez de de pie; viajar en auto en vez de caminar o dejar de planchar la ropa.
También ayuda planificar actividades y eventos. Es decir: si se tiene una cita importante pasado mañana, lo mejor es descansar hasta ese día de modo de no llegar a la fecha con la lengua fuera.
Gracias a su disciplina, Juana puede vivir hoy en día con el SFC. La mujer, de 58 años, volvió a trabajar, a ir de compras y a visitar amigos. No tan seguido como antes, pero al menos no siente que se le va la vida tirada en una cama.
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