No es país para resignadosDina Bousselham | Politóloga, Máster en Estudios de América Latina (IHEAL París)
nuevatribuna.es | 29 Noviembre 2013
Vivimos en un país donde te permiten acampar para un concierto de Justin Bieber y ver la última de Crepúsculo, pero no te permiten salir a defender tus derechos.
Vivimos en un país donde el IVA al fútbol es de un 10% y el de la cultura un 21%.
Vivimos en un país donde te sale más caro (2 años de cárcel) dar un tartazo a un político que robar a 40 millones de personas a mano descubierta.
Vivimos en un país donde se recorta en derechos sociales mientras se salvan bancos (o se les regala 30000 millones en forma de "créditos fiscales a las entidades financieras por las cantidades provisionadas para cubrir la pérdida del valor de sus activos inmobiliarios" como se hizo en el último Consejo de Ministros).
Vivimos en un pais que habla de que el principal problema es nuestro volumen de deuda. La deuda cuyo mayor porcentaje proviene de entidades privadas. El verdadero problema está en la naturaleza de esa deuda y en los intereses estratosféricos de la misma (el BCE prestó dinero a la banca para impulsar el crédito, pero la banca lo utilizó para comprar deuda pública del estado a unos intereses desorbitados).
Vivimos en un país dónde ser joven es sinónimo de paro, precariedad y exilio. La tasa de paro ronda el 60%; 2 de cada 3 contratos son temporales (nos echan y dicen que tenemos espíritu aventurero).
Vivimos en un país donde más del 21% de su sociedad vive por debajo del umbral de la pobreza (más de 11,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social). Mientras los coches de lujo multiplican por 3 su venta desde el inicio de la crisis. La culpa la tiene Zapatero.
Vivimos en un país dónde es tabú hablar de memoria histórica, y tiene que venir un organismo internacional a decir que hay que juzgar los crímenes del franquismo y que España no tiene en cuenta el "carácter del delito de lesa humanidad". Algunos prefieren recomendarnos un "relaxing cup of café con leche en el Madrid de los Austrias". Planazo.
Vivimos en un país donde a las personas sin hogar no se les deja dormir en la calle (multa, cortesía de la nueva ley de la seguridad ciudadana) y los que tienen hogar son desahuciados por los bancos.
Vivimos en un país que se declara aconfesional, pero que aporta a la iglesia católica, en subvenciones directas y exención de tributos más de 11000 millones de euros. Cada persona (sea católica o no) le corresponde una "cuota o dádiva" indirecta a la iglesia de unos 260 euros al año.
Vivimos en un país donde el gobierno se autoabsuelve política y judicialmente (Rato, Aznar, Espe, Rita, Prestige, jueces "amigos", discos duros que desaparecen de ordenadores misteriosamente...) Donde la trama Gurtel es destapada pero también financiada por medios de comunicación.
Vivimos en un país en el que la causa de la burbuja inmobiliaria es que los ciudadanos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Nos mean encima y dicen que está lloviendo.
Vivimos en un país en el que los asuntos de interés general son gestionados de la misma forma tanto por los partidos de derecha como por la izquierda socialista. (PPSOE misma M es). Mientras unos roban y callan los otros roban y critican. Y viceversa. Según estén en el gobierno o en la oposición.
Vivimos en un país en el que todo el mundo habla de dimisiones pero nadie dimite ni se hace responsable de su gestión. Será verdad eso de que dimitir es un nombre ruso.
Vivimos en un país donde el que es presidente del gobierno en su discurso de investidura habla de "Decir siempre la verdad, aunque duela, sin adornos y sin excusas: llamar al pan, pan, y al vino, vino”, y cuando se sospecha de la financiación ilegal de su partido decide comparecer en pantalla de plasma. ¿Será verdad que nos temen?
La lista es interminable. Pero también hay cosas que han cumplido de manera encomediable. Nos dijeron "que se jodan", así, sin tapujos, y desde entonces no se dedican a otra cosa más que jodernos.
Lo que no saben es que vivimos en un país donde cada día crece el número de personas conscientes de que sólo entre todos podemos arreglarlo/cambiarlo. Que piensan que las soluciones no pueden venir de arriba. Que los de abajo contamos (y mucho). Que votar cada 4 años no basta. Que la política se hace en la calle. Que nos nos conformamos.
A pesar de ello,en ocasiones, como bien dice Boaventura de Souza el nihilismo que nos acecha en estos tiempos amenaza con transformarnos en "futuricidas": los que en nombre del presente matan el futuro. Por ello debemos oponer al pesimismo de la inteligencia el optimismo de la voluntad. Repensar el presente y transformarlo. Porque este, simplemente, no es país para resignados.
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