En un artículo reciente indiqué que
las medidas que se están tomando para racionalizar el sistema financiero en la Unión Europea
no están teniendo un impacto en la resolución de la Gran Recesión que la Unión Europea está experimentando. En realidad, se calcula que el descenso de la economía europea será de un 0,4% de su PIB. Un mal presente y un futuro peor. Las reformas financieras parecen no estar mejorando la situación. Antes al contrario,
muchas de las medidas que se están tomando para mejorar el sistema financiero, están empeorando, en lugar de mejorando, la situación económica.
La inmensa mayoría de trabajos científicos creíbles muestran el profundo error de tales políticas. En realidad,
tales políticas de austeridad han sido las responsables de que se vaya cayendo más y más en esta Gran Recesión.
La pobreza está alcanzando dimensiones epidémicas, alcanzando grupos y clases sociales que se habían siempre considerado inmunes a tal escasez de recursos.
Lo que debería hacerse y no se haceParecería que
lo más lógico es que se repartiera la enorme concentración de dinero para que se transfiriera a la población en general permitiéndoles que compren y atiendan a sus necesidades, recuperándose así la economía.
La solución a esta recesión es extraordinariamente fácil de diseñar, si el conocimiento científico fuera el que motivara las decisiones políticas. De nuevo,
toda la evidencia científica creíble existente señala que tal concentración de las rentas está dificultando la resolución de la crisis. Y la manera de corregir la concentración es
la redistribución de tal dinero. Sólo en EEUU, el dinero acumulado (por la élite económica) durante estos años de crisis es de 2 trillones (americanos) de dólares.
No hay, pues, falta de dinero. Su redistribución hacia las clases populares resolvería rápidamente el problema de falta de demanda en EEUU.
Que ello no se haga se debe al enorme poder que tiene este 1% de la población en cada país y las alianzas que se establecen entre ellos en varios países.
Hay intereses muy poderosos que apoyan la austeridad. Uno de ellos es el capital financiero, pues la expansión económica, que resultaría de las políticas redistributivas, afectaría la inflación. Y
el enemigo número uno de la banca es siempre la inflación.
De ahí que
las políticas de austeridad que se están imponiendo en la Eurozona (y utilizo la expresión imponiendo porque en ninguno de los países donde tales políticas se han llevado a cabo éstas estuvieron en los programas electorales de los partidos gobernantes), y que
están dañando el bienestar de la mayoría de la población, hayan sido las
escogidas por el sistema de gobierno del euro (el Banco Central Europeo y también la Comisión Europea),
enormemente influenciado por el capital financiero europeo (y muy en especial el alemán). Estas políticas han sido muy exitosas para tal capital financiero.
Otras causas de las políticas de austeridadPero hay otra razón por la cual se continúan las políticas de austeridad. Y es que la
enorme cantidad de dinero que se está utilizando por parte de la banca en
prácticas especulativas tiene también sus
elevados riesgos, como la banca es bien consciente. De ahí que
lo que desea es buscar nuevas áreas de inversión que no sean especulativas, tales como la Seguridad Social y los servicios públicos del Estado del Bienestar.
Se necesitan, pues,
medidas de austeridad que empobrezcan las transferencias públicas (como las pensiones) y los servicios (como sanidad o educación), y que estimulen su privatización. Ello ofrece nuevas posibilidades para la banca y para las compañías de seguro de realizar
amplios beneficios en actividades menos arriesgadas que las especulativas. Esta es la
explicación de las medidas de austeridad. Y si no se lo cree, mire
quién se está beneficiando de las privatizaciones de la sanidad en Catalunya y la Comunidad Autonómica de Madrid, donde tales políticas de privatización han sido más acentuadas. Entre muchos intereses financieros, existen
inversiones de alto riesgo, compañías de seguros, consultorías afines al capital financiero y un largo etcétera.
Es la “americanización de la sanidad”, es decir, la extensión del
modelo sanitario estadounidense gestionado por las compañías financieras con afán de lucro, que han determinado
el sistema sanitario más caro, más ineficiente y más impopular de los sistemas sanitarios existentes. En EEUU el sector sanitario es un campo de expansión del capital financiero. Y
éste es el objetivo de las políticas de austeridad en Europa.
Otra causa de la persistencia de tales políticas de austeridad
es que están debilitando al mundo del trabajo y a los sindicatos. El caso español es un caso claro.
Por primera vez en época democrática, las rentas del capital superan a las rentas del trabajo. Y la
enorme influencia del capital financiero junto con la patronal, en el estamento político gobernante, hace y explica que, a pesar del descenso de la demanda y del escaso crecimiento económico,
las rentas del capital continúen creciendo, ayudados por unas políticas fiscales que garantizan sus amplios beneficios. La alianza del capital con el Estado
garantiza la prioridad de unas políticas que, mientras benefician a una minoría de la población,
dañan enormemente el bienestar de la mayoría.
Cuando escribo
una minoría no me refiero sólo al 1% al cual el movimiento Occupy Wall Street hace referencia.
Este 1% (los propietarios y controladores del gran capital)
tiene un poder decisivo y determinante. En realidad, su porcentaje sobre la población, tanto en EEUU como en España, es mucho menor que el 1%.
Pero
este grupo controla los medios que configuran lo que uno de los analistas más agudos de las sociedades capitalistas, Gramsci, definió como
hegemonía ideológica, que incluye
desde las escuelas y las academias hasta los medios de información y persuasión, y que determinan la
sabiduría convencional del país, que incluso hoy,
tras tanto dolor y daño causado en la población, continúa dominando:
el neoliberalismo.
Toda una batería de fundaciones, centros de estudios o proyectos de investigación, están financiados por el capital, y muy en particular por el capital financiero.
Los mayores bancos del país tienen centros de estudios, organizan conferencias,
financian diarios y revistas llamadas científicas, donde el dogma se reproduce y se promueve a través de amplias cajas de resonancia,
medios radiofónicos o televisivos, o prensa escrita, a su vez endeudada y dócil a tales poderes.
El 1% para poder mandar necesita el aparato ideológico que lo sustente. Y de ahí que,
a pesar del daño que tales políticas están causando, se continúen promoviendo....
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