Publicado por Miguel Jara el 13 de diciembre de 2011
Una prueba de la falta de formación de los profesionales sanitarios sobre medicina ambiental, enfermedades emergentes relacionadas con la contaminación y en concreto con el denominado
Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SQM), de cuya existencia se ha hecho eco de manera oficial hace poco el Ministerio de Sanidad español, son las noticias sobre
Jennifer Sausa. Esta joven de 24 años padece SQM en grado extremo. En concreto, según el informe médico elaborado por el superespecialista doctor
William Rea de la Clínica de Medicina Ambiental de Dallas (EE.UU.), al que he tenido acceso gracias al abogado de la familia,
Francisco Almodóvar: “La condición de la paciente es crónica y muy inestable. Su pronóstico está siendo vigilado en este momento. Mi opinión médica es que esta paciente
está 100% totalmente incapacitada por su neurotoxicidad (…) Ella no es capaz de integrarse en un trabajo de manera sostenida o realizar actividades propias de una vida laborar en este momento o en el futuro.
Es médicamente necesario su asistencia 24 h por parte de su familia”.
Seguro que con este espeluznante informe profesional pensáis que si esta chica tuviera que pasar un Dictamen Técnico Facultativo, emitido por un Equipo de Valoración y Orientación del Centro Base de, pongamos por caso, Valladolid, su ciudad natal, le concederían con seguridad la discapacidad. Pues se equivocan. En
Valladolid, el centro de España, un paísdiferent (en Dallas deben estar alucinando) el mencionado equipo ha decidido rebajar el
Grado de Discapacidad al 29%, por Discapacidad
Psíquica. Es decir, que a la joven no le ocurre casi nada y lo que le ocurre es cosa de su mente enfermiza.
Almodóvar no sale de su asombro. La discapacidad de Jennifer ha sudo reducida incluso (¿¡ehmmmm?!):
“En octubre de 2011 solicitamos una revisión del grado de discapacidad de Jenni, ya que tan sólo
tenía otorgado un 39%, desde 2005, de grado de discapacidad física y psíquica. En esta solicitud incorporamos un informe jurídico sobre la Sensibilidad Química Múltiple y dos informes de médicos especialistas en la materia que han estado o están tratando a Jenni, uno en España (Dr.
Pablo Arnold) y el otro en Estados Unidos (Dr. Rea), entre otros informes relacionados con su historial médico”.
Así que tenía un 39% y ahora que está peor, un 29%. Me lo explique. Rea lo tiene claro:
“Mi diagnóstico para la señorita Sausa Pérez es el siguiente: Encefalopatía Tóxica, Efectos Tóxicos por Metales Pesados, Disfunción del Sistema Nervioso Autónomo, Desregulación Inmune, Enfermedad Pélvica Inflamatoria, Asma, Sensibilidad Química, Neuropatía del Nervio Pudendo, Sensibilidad a la Medicación, Gastroenteritis asociada a Alergia Alimentaria, Reflujo Gastroesofágico, Gastroparesia, Síndrome del Intestino Irritable, Malaabsorción, Enteritis de la Candida, Rinosinusitis Alérgica y Vasculitis”.
“Contamos -continúa Almodóvar- con un informe de uno de los médicos con mayor prestigio y dedicación a la salud medioambiental y no ha sido valorado por este
Tribunal Médico, que ni siquiera se lo han leído. Esto es
gravísimo. Ellos se escudan en que la Sensibilidad Química no es una enfermedad valorable legalmente para imponer un grado de discapacidad. Aunque esto no nos parece bien, es evidente que Jenni
no puede trabajar y, lo peor, según los diagnósticos y respuesta a los tratamientos, este tipo de pacientes no va a poder trabajar nunca en un entorno laboral considerado normal o común. Lo más ‘gracioso’ de todo es que en su Dictamen le dan
0 puntos por movilidad reducida. Si supieran lo que está pasando Jenni y su familia por este asunto. Clama al cielo. Repito, nos consta que no se los han leído ni valorado”.
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