El Doctor Marcos Paulino, presidente de honor de “Trébol”, aboga por unidades multidisciplinares para tratar la fibromialgia
15 de abril de 2011
Redacción · El especialista en Reumatología del Hospital General de Ciudad Real, Doctor Marcos Paulino, lleva 12 años tratando a paciente afectados por fibromialgia lo que le permite tener un conocimiento profundo de una dolencia que según reflejan los estudios realizados por la Sociedad Española de Reumatología afecta a un 2.4% de la población española mayor de 20 años.
Concretamente, en la provincia de Ciudad Real el arco de incidencia estaría situado entre 8.000 a 10.000 personas siendo el área sanitaria de Puertollano la que más afectados concentra. Lo confirma Marcos Paulino asegurando que dicha área es “sin duda” donde más casos de fibromialgia hay diagnosticados. El que haya una mayor prevalencia de esta patología crónica puede deberse a factores ambientales, explica Paulino quien ocupa la presidencia de honor de la Asociación “Trébol” de Puertollano y a la que valora especialmente por haber divulgado y dado a conocer de manera tan amplia la fibromialgia. “Crear la asociación más numerosa de la región es un hecho relevante” destacando también los logros en materia de tratamientos que ofrece el colectivo caso de terapia psicológica, balneoterapia, acupuntura, fisioterapia, yoga, etc.., “algo de enorme interés ya que la atención pública sanitaria está colapsada y en este tipo de patologías crónicas es necesario tener grupos de apoyo entre los propios pacientes”.
La controversia que ha rodeado la fibromialgia, sobre todo en el sector médico, parece ir evolucionando de un modo favorable como reconoce el doctor Paulino. “Hemos pasado de una fase donde parecía existir un rechazo a producirse una concienciación de las sociedades científicas para tratar a estos enfermos como cualquier otro paciente reumático y eso ya es importante”. De algún modo, sobre estos enfermos siempre ha planeado la sombra del estigma al manifestar síntomas que luego no aparecen reflejados en diversas pruebas clínicas y aunque en los últimos años han aparecido tratamientos específicos, Paulino alerta que últimamente existe un parón en el ámbito de la investigación “debido a una menor inversión de la industria farmacéutica” consecuencia de la crisis económica que estamos viviendo.
Pese a que desde hace tiempo se establecieron criterios para diagnosticar la fibromialgia, a día de hoy los mismos están en fase de revisión “podrían ser relevados por otros realizados por el Colegio Americano de Reumatología” explica Marcos Paulino. Ello es debido a que se necesitan “unos criterios más finos porque dentro de la fibromialgia se enmascaran otras dolencias y no puede meterse a todo el mundo en el mismo saco”.
Contar con unos criterios de diagnóstico ha permitido, prosigue Paulino, que los enfermos dejen de peregrinar de médico en médico pues presentan síntomas variados desde la óptica musculoesquelética, neurológica, digestiva y psiquiátrica, lo que acarreaba acumular un montón de pruebas. Una vez conocidos los orígenes y síntomas de la fibromialgia, los médicos de familia “que son una pieza fundamental en la atención al enfermo” han aprendido a diagnosticar precozmente la enfermedad, identificarla y localizarla. Aunque el especialista más indicado para tratar a un afectado por fibromialgia es el reumatólogo ya que presentan manifestaciones dolorosas en músculos y articulaciones, y como apunta Paulino lo más aconsejable sería contar con unidades multidisciplinares “donde se deberían coordinar distintos especialistas para optimizar la atención al enfermo”.
Pero sigue siendo necesario avanzar en la pedagogía de la enfermedad pues dentro del ámbito reumatológico aún hay un grupo importante “que no cree en la fibromialgia”. Paulino menciona al Doctor Javier Rivera, Vicepresidente de la Sociedad Española de Reumatología, quien está haciendo una labor didáctica que va calando entre los profesionales, cambiar el enfoque hacia unos enfermos “que necesitan el mismo respeto y dedicación que cualquier otro caso”.
Paulino hace hincapié en la existencia de factores comunes como el llamado estrés oxidativo, que al parecer afectaría a un gran porcentaje de afectados, por lo que se están realizando tratamientos naturales con sustancias antioxidantes tales como los ácidos grasos Omega 3, presentes en el pescado azul y otros alimentos. La ingesta de estos suplementos tiene como finalidad reducir los agentes oxidantes que aumentan con la fibromialgia y que favorecen el envejecimiento prematuro celular así como la reducción del consumo de oxígeno por parte de las células. Si bien estos suplementos no son eficaces en todos los casos, el Doctor Paulino considera que poseen efectividad y que se debe seguir probando tratamientos “que no sean especialmente lesivos para el paciente”.
Paulino atiende desde el hospital de Ciudad Real a muchos enfermos de fibromialgia procedentes del área sanitaria de la capital. Hasta hace poco también acudían pacientes de Puertollano y otros puntos de la región pero con la delimitación de competencias para cada área sanitaria “están poniendo pegas para que los enfermos puedan ser atendidos por nosotros”; por lo que reclama el que los afectados puedan elegir el médico o servicio que así quieran “sean de un lugar u otro”.
Finalmente, Marcos Paulino deja claro que cualquier enfermo de fibromialgia “debe aspirar a tener una calidad de vida”, que los mismos eviten lo que en las revisiones reumatológicas se denomina catastrofización, “un problema psicológico en enfermos crónicos caracterizado por un pesimismo tremendo al pensar que nunca van a mejorar”. Según Paulino esta actitud mental agudiza el cuadro y hace difícil la mejoría del afectado. Para él, hay motivos suficientes para que los enfermos asimilen mucho mejor su enfermedad.
Características de la fibromialgia
La fibromialgia es una enfermedad que se caracteriza por la existencia de dolor crónico, principalmente del aparato locomotor, generalizado, difuso, sin lesión orgánica aparente y que puede acompañarse de otros síntomas. Se desconocen las causas aunque se han encontrado alteraciones genéticas, neurofisiológicas, psicológicas y en los sistemas nervioso autónomo, endocrino e inmunológico, que producen una alteración de la percepción y de la modulación del dolor.
Afecta principalmente a adultos entre 40 y 50 años, aunque también puede darse en niños y ancianos o a cualquier edad, siendo 21 veces más frecuente entre las mujeres.
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