- Análisis del dolor diseminado
Según se ha demostrado en el punto anterior, el modelo fascial puede justificar la distribución de puntos de hipersensibilidad en el paciente fibromialgico.
No obstante, los criterios ACR especifican que en dicha patología debe concurrir además una historia de dolor diseminado e intenso que afecte a columna y miembros. Para que este modelo fascial sea válido, es necesario que pueda dar respuesta a esta segunda manifestación dolorosa.
Es imposible explicar una lesión del sistema fascial y sus consecuencias basándose solamente en el aspecto estructural de la lesión. Para afrontar correctamente este análisis es necesario contemplar también el aspecto funcional. El proceso de adaptación a raíz de un traumatismo (físico o emocional) y la consiguiente adaptación cambia la forma del funcionamiento muscular. En condiciones normales, para realizar un determinado movimiento, se utilizan grupos musculares específicos, según patrones de movimiento preestablecidos para cada persona y cada condición. (Así, por ejemplo, cada persona tiene una forma característica de caminar y podemos identificarla a gran distancia por sus movimientos.)
Como consecuencia de los atrapamientos fasciales, se acelera el proceso de formación de entrecruzamientos patológicos entre moléculas de colágeno de distintas láminas fasciales lo que provoca una restricción en el deslizamiento relativo de las mismas. Las restricciones en una región determinada pueden causar una reducción de la amplitud del movimiento en otras zonas (debido a la continuidad del sistema fascial) de forma que se alteran los patrones de movimiento.
Así los movimientos de otras zonas serán también menos efectivos, menos precisos y supondrán mayor gasto energético. Esto provoca una progresiva sobrecarga en diferentes segmentos del aparato locomotor. Como consecuencia se produce una alteración en la
calidad del movimiento .
En resumen, las áreas de fijación superficial fascial actúan como focos desde los que se generan bandas de tensión que se extienden hacia otras estructuras. Como resultado se produce una excesiva solicitación en las regiones del cuerpo que se extienden desde el foco de la disfunción.
Un mismo paciente en el que concurren varios puntos de atrapamiento fascial (puntos de hipersensibilidad), tiene varios focos desde los que se generan bandas de tensión las cuales pueden cruzarse o solaparse. Físicamente, estas bandas de tensión se representan mediante vectores fuerza. Cuando en un mismo campo se manifiestan varios vectores fuerza como los descritos, los puntos de aplicación en los que coinciden dos o más de ellos sufren una tracción mantenida en varias direcciones lo cual puede dañar el tejido si se supera su límite elástico. Hay que tener en cuenta que según se vió al principio de este estudio, los paquetes de fibras se orientan paralelos a la línea de acción de las fuerzas mecánicas.
Esto les permite trabajar correctamente a tracción, pero las hace muy vulnerables a fuerzas que no sean paralelas a su orientación así como a fuerzas de cizalla como las que se producen al someter a las fibras a un campo de fuerzas multidireccional.
Fig 9 En el modelo fisiopatológico que se propone, de cara a homogeneizar la terminología, se ha llamado a estos puntos “de tensión mantenida multidireccional” o PTMM.
Debe de tenerse en cuenta que estos “puntos” no se manifiestan aisladamente puesto que las líneas de tensión que se originan en los focos de atrapamiento se cruzarán en varios puntos. De esta forma, lo que nos encontraremos en el paciente serán “areas de tensión mantenida multidireccional” ó ATMM en las cuales los tejidos estarán sometidos a una tensión multidireccional constante.