En fibromialgia, se ha pasado del diagnóstico tardío al sobrediagnóstico
La fibromialgia afecta a 1,2 millones de personas en España, teniendo mayor riesgo de padecerla los familiares de pacientes con esta enfermedad y aquellas personas que sufren estrés crónico causado por circunstancias personales o ambientales. Hasta hace relativamente poco tiempo, la media de diagnóstico de la enfermedad era de entre 8 y 10 años, lo que provoca un deterioro importante en la calidad de vida del paciente y un pronóstico grave
Madrid, 26 de octubre de 2010 (medicosypacientes.com)
Dr. Antonio Ponce Vargas, del Servicio
de Reumatología del Hospital Universitario
Carlos Haya de Málaga
Hace tan solo 15 años los pacientes con fibromialgia tenían que pasar por un particular vía crucis de consultas y diferentes especialidades médicas hasta que eran diagnosticados de esta enfermedad. Este tortuoso camino, que desembocaba en un diagnóstico tardío y, por tanto, un pronóstico grave y complicado de la patología podía durar entre 8 y 10 años.
En el momento actual, el panorama se sitúa en el extremo contrario. “Hoy en día se realiza habitualmente un diagnóstico precoz y precipitado, lo que lleva al sobrediagnóstico de fibromialgia y a etiquetar a muchas personas con dolor crónico, pero que no cumplen los criterios”, apunta el Dr. Antonio Ponce Vargas, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga, que ha participado en el XXI Congreso de la Sociedad Andaluza de Reumatología (SAR), celebrado este fin de semana en Almería.
“Sin duda alguna, este hecho ha influido en la gran epidemia de nuestro siglo de personas con diagnóstico de fibromialgia, que llega incluso a equipararse a la patología degenerativa, que era la más prevalente en Reumatología”, continúa el experto.
Según el Estudio EPISER, de la Sociedad Española de Reumatología (SER), esta enfermedad, que se caracteriza porque el paciente sufre un dolor difuso y generalizado que afecta a grandes áreas musculares, afecta en nuestro país a 1,2 millones de personas, es decir, al 2,4% de la población.
Estímulos agradables convertidos en dolor
“Estímulos que habitualmente podrían ser agradables para cualquier otra persona, en el caso de la fibromialgia provocan dolor”, subraya el Dr. Ponce Vargas. “De esta manera, un abrazo, el contacto corporal con una silla o un colchón duros o la caída del agua de la ducha se convierten en fuentes de padecimiento para estos pacientes”.
La fatiga, el cansancio, las alteraciones del sueño, el descanso nocturno poco reparador, así como alteraciones cognitivas tales como pérdidas de memoria, dificultad de concentración o dificultad para encontrar las palabras adecuadas, son síntomas comunes a esta enfermedad que reducen sobremanera la calidad de vida de las personas con fibromialgia.
Más casos en personas con estrés crónico
“El componente genético de esta patología reumática es importante, de hecho, los descendientes de familiares con fibromialgia tienen una probabilidad de padecer la enfermedad 8 veces superior a personas que no tienen estos antecedentes”, indica el Dr. Ponce Vargas.
De la misma forma, aquellas personas que, por sus circunstancias personales o ambientales, están sometidas a un importante estrés crónico tanto físico como psíquico, y tiene pocos recursos para adaptarse, tienen los más altos índices de enfermedad. “De esta forma, las personas con problemas sociales, o que han sufrido accidentes o abusos en su infancia tienen un mayor riesgo de sufrir fibromialgia, y, además, con una mayor severidad”, incide el experto.
Pero a pesar de que cada vez la enfermedad es más conocida, tanto por la Especialidad como por Atención Primaria, todavía existe poca receptividad hacia la misma. Según el Dr. Ponce Vargas, “a ningún médico le gusta trabajar con enfermos con pocos resultados terapéuticos y con síntomas tan alejados de nuestra especialidad y cuyo manejo terapéutico implica antidepresivos, antiparkinsonianos o anticonvulsionantes o hipnóticos”.
Avances en el manejo del dolor
A lo largo de los últimos años el abordaje del dolor en fibromialgia ha sufrido un cambio trascendental, pasando del uso de analgésicos y antiinflamatorios a modular sustancias como las neuroaminas, que se encuentran alteradas y que intervienen de manera protagonista en el proceso doloroso.
“La resonancia magnética funcional y por emisión de positrones nos ha permitido también objetivar el dolor mediante imagen”, comenta el Dr. Ponce Vargas. “Podemos ir más allá de la percepción subjetiva del dolor que dicen tener quienes lo sufren mediante la cuantificación de la alodinia y la hiperalgesia, incluso podemos objetivar la fatiga y las alteraciones del sueño.
En este sentido, se puede decir que poco a poco se ha desvelado el rostro verdadero y genuino de la enfermedad, sacando de la invisibilidad que hasta ahora ha caracterizado y estigmatizado a quienes la padecen, “y que ha sido la justificación de muchos médicos para no creer en la fibromialgia como enfermedad”.
Pero además del avance en el manejo del dolor, es necesario un cambio en el estilo de vida y una buena relación entre médico y paciente para que el pronóstico de la enfermedad mejore. “El paciente ha de ser protagonista de su recuperación, puesto que siendo consciente de los compromisos adquiridos es como se acaba triunfando”, advierte el Dr. Ponce Vargas.
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