LA MUJER Y LA LUNA 2ª

LA MUJER Y LA LUNA
2ª
Los Ciclos en la mujer es uno de los puntos importantes de coincidencia con la Luna marcado por los 28 días que tarda en hacer su recorrido completo por la rueda zodiacal y el momento más óptimo para intentar incorporar las sombras a la totalidad del ser. La menstruación en las culturas más primitivas e incluso en las más recientes, era vista como algo maligno que forzaba a la mujer a retirarse socialmente; como una enfermedad que le impedía seguir su vida de un modo normal (el instinto del hombre reaccionaba contra lo que veía como una cualidad peligrosa y de oscuros poderes).

Posteriormente, las civilizaciones occidentales decidieron romper el tabú sobre la regla, sentenciándola como meras supersticiones de los antiguos, pero sin comprender el significado psicológico de esta. De este modo, cambió el motivo de la reclusión y por tabú, se pasó a incapacidades físicas. Hoy en día es reconocido como un ciclo natural que, en sí, no es motivo de dolencia alguna, lo que aumenta la creencia de que los antiguos tabúes y todo tipo de restricciones que generaban, se debían tan sólo a intereses y temores masculinos, o que las supuestas dolencias eran y son de origen neurótico, pero se continúa sin conocer la verdadera esencia de su significado.

La luminaria nocturna domina sobre el signo de agua Cáncer, símbolo de la madre universal y máximo exponente de la menstruación, la cual, procede del inconsciente y no puede ser evitada, porqué lo que nos pide es una depuración física y psíquica forzosa para la evolución personal y ello precisa de unos días de retiro absoluto, lo que en esta sociedad se considera como un “sacrificio demasiado grande”, y se descarta esta actitud con una consideración racional, al más puro estilo masculino.

Pese a ello, aún encontramos numerosas mujeres que padecen algún tipo de trastorno con la aparición de la regla y a otras muchas que intentan ignorar su existencia, continuando su ritmo normal como si nada pasara en su organismo. Cualquier incapacidad producida por el ciclo menstrual, cualquier trastorno procedente de esta, será siempre el indicador de alguna perturbación en la parte oscura de la personalidad, es decir, del inconsciente. Deberemos valorar igualmente como “perturbación”, el considerar la regla como una molestia que se quiere ignorar. Rechazarla significará negarse a su propia feminidad, a una parte de su ser, quedando así incompleto.

El aislamiento forzoso de las mujeres de las antiguas civilizaciones, obedece a esta necesidad, ganando un contacto más estrecho con la parte más íntima de la personalidad. En ese periodo de la menstruación, cuando la oscuridad de la Luna reina, es el momento más propicio para establecer contacto con las partes más profundas de la naturaleza y este simple hecho puede ya producir efectos curativos. Por eso sería importante que en esos días, procuráramos “apartarnos” en la medida de las posibilidades de cada uno, e intentáramos prestar atención a lo que nos grita desde la sombra nuestra parte inconsciente. Que intentáramos resolver progresivamente el eterno conflicto entre la vida consciente y la inconsciente, buscando un punto de equilibrio entre ambas polaridades, único medio de evitar que la zona inconsciente nos desborde de un modo amenazador.

Incorporar nuestras sombras a la personalidad consciente significa aceptar la totalidad de nuestro ser, obtener una unidad psicológica consigo mismo. Para ello será indispensable que las dos partes tengan la flexibilidad suficiente para ceder donde sea preciso y los conflictos derivados entre una actitud consciente y las verdaderas necesidades de nuestra naturaleza se armonicen. Deberá ser una auténtica introversión, un volver a nuestros orígenes, a la pureza de la niñez; a las razones de nuestras necesidades evolutivas; a nuestro interior más profundo. Es importante que sea tomado como una actividad y no como una sumisión a las necesidades físicas del ciclo.

Si además, tenemos nuestra carta astral y por ello, sabemos donde se encuentra ubicada la Luna, podremos saber con mayor certeza de que categoría es nuestro inconsciente, de que calidad son nuestras sombras y en esos días, saber hacia donde orientar la luz de la conciencia.

Para el sexo masculino será algo más complicado por la simple razón de no tener el ciclo menstrual como el de la mujer. En este caso, tendremos dos posibilidades: la primera es saber donde tiene la Luna en su tema astrológico y cada vez que esta pase por encima de ese punto, será como una menstruación masculina, óptima para efectuar una depuración psíquica. La segunda posibilidad será la de aprovechar los ciclos lunares. Con un calendario lunar sabremos los signos que recorre y sus distintas fases. Los últimos días de la fase menguante, serán los óptimos para realizar el proceso de depuración aunque, sin duda, la primera será más personalizada que la segunda por actuar sobre la propia naturaleza.

Como bien sabemos, es la totalidad de la carta astral la que nos informa de cómo somos, pero, conociendo las posiciones de Sol y Luna, daremos ya un paso importante para comenzar a comprenderlas y a aceptarlas. En estos tiempos que se suponen tan evolucionados, las cosas tienen que transparentarse. Las leyes del universo tienen que hacerse entendibles; las zonas oscuras tienen que iluminarse y entre ellas, por supuesto, las de nuestra personalidad. Esto quiere decir que debemos buscar el polo opuesto: lo femenino debe buscar lo masculino, y viceversa. Pero es importante que no perdamos de vista nuestros orígenes porque de ser así, nos equivocaremos. No se trata de que las mujeres parezcan hombres, ni que estos parezcan mujeres (tanto en apariencia como en actitud), se trata de incorporar de un modo consciente, nuestra otra polaridad dormida o inhibida.

Para empezar podéis hacer algunos juegos que os permitan comprobar la calidad de vuestro inconsciente. Para ellos y ellas, para los que al menos quieran saber el estado en que se encuentra su feminidad o masculinidad, no tendrán más que observar a su propia pareja en primer término, y sus relaciones generales con el sexo opuesto, comenzando por la propia madre o padre. No servirá engañarse, deberemos analizar la profundidad o superficialidad de la convivencia porqué, en esta última, puede parecer que todo funciona y de repente descubrimos que no es así.

Rupturas significará claramente, que somos incapaces de establecer comunicación con nuestro otro polo, al menos de un modo estable. Estar solo, no tener pareja, es aún más significativo y nos indicará que no tenemos la más mínima intención de conocer nuestra zona oscura.

Si mantenemos una relación estable, haremos bien en estudiar aquellos puntos de nuestra pareja que no nos gustan ya que ese es el estado de nuestra polaridad contraria y se manifiesta en esta, para que lo corrijamos. Del mismo modo procederemos si buscamos nuestra media naranja y no lo conseguimos. Tendremos que analizar las causas que hacen que las intenciones de vivir en pareja no terminen de cuajar y buscar en la zona oscura de la personalidad.

Para aquellos que mantienen una relación feliz, que no olviden, que el jardín deben cuidarlo todos los días.

Gaspar Arsís

muy interesante los dos escrito gaspar