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 *Nutrición en las distintas etapas de la vida*

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Anablue
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MensajeTema: *Nutrición en las distintas etapas de la vida*   *Nutrición en las distintas etapas de la vida* I_icon_minitimeSáb Mayo 17, 2008 5:10 am

Embarazo y aumento de peso

Durante el embarazo las necesidades nutricionales de la mujer cambian, por lo que ésta es una etapa con unas recomendaciones dietéticas específicas. La correcta alimentación durante el embarazo ayuda a prevenir problemas en el desarrollo del recién nacido, como por ejemplo un menor peso o talla, o menor resistencia a infecciones. También ayuda a prevenir los partos prematuros y las malformaciones congénitas.

En esta situación fisiológica, la mujer necesita aumentar la cantidad y variedad de alimentos que consume diariamente. El feto solo puede crecer a expensas de los nutrientes y otras sustancias que le llegan a través de la placenta, por lo que, desde el momento en el que la mujer queda embarazada, la futura madre, además de seguir necesitando nutrientes para mantener su propia salud, va a necesitar nutrientes para el feto. Sin embargo, esto no significa que deba comer por dos, ya que el feto no es como un individuo adulto y no necesita tanta cantidad de nutrientes.

La nutrición durante el embarazo es fundamental para asegurar el crecimiento del feto y proteger su salud antes y después del nacimiento. Si la alimentación de la gestante es insuficiente, el feto puede obtener los nutrientes que necesita para crecer a expensas de las reservas de la madre, por lo que la situación nutricional de la mujer puede verse comprometida.

La gestación es una etapa en la que se sintetizan muchos tejidos nuevos, lo que se traduce en un aumento progresivo de peso (aproximadamente unos 10 Kg. de media). Este aumento se ve favorecido por un incremento del hambre y sed de la mujer gestante, especialmente a partir del segundo trimestre del embarazo.

Los kilos ganados corresponden principalmente al feto, placenta y líquido amniótico, aunque una parte muy importante de la ganancia de peso se debe a un aumento de la grasa corporal de la madre, y que será fundamental para garantizar la producción de leche en la etapa posterior de la lactancia.

En ocasiones se limita la ingesta de alimentos por temor al aumento de peso excesivo durante el embarazo, con la creencia de que el parto tendrá más dificultad. Sin embargo, un consumo adecuado de alimentos garantiza el normal desarrollo del feto y mejora las condiciones de la mujer en el momento del parto. Esto no significa que se recomiende una ganancia exagerada de peso durante el embarazo.

Recomendaciones nutricionales en el embarazoEs a partir de la segunda mitad del embarazo cuando aumentan de forma significativa las necesidades de energía y nutrientes de la gestante, coincidiendo con el mayor desarrollo de feto y placenta, y con el mayor aumento de peso de la mujer.

Las necesidades de energía aumentan unas 250 Kcal./día en esta etapa, que se añaden a las necesidades específicas de cada mujer, en función de su peso, edad y actividad física. Aproximadamente esta cantidad supone un 14% más de lo que habitualmente ingiere la mujer

Sin embargo, en proporción, aumentan más las necesidades de muchos nutrientes que las de energía: muchas vitaminas y minerales deben aumentar más de un 20% respecto a lo que toma una mujer no embarazada, y algunas, como el ácido fólico o el hierro, en más de un 50%. Esto significa que no es suficiente con un simple aumento en el tamaño de las raciones de alimentos que consuma la mujer, sino que debe modificar sus hábitos alimentarios y seleccionar adecuadamente los alimentos a consumir.

La suplementación con vitaminas y minerales es habitual durante la gestación. Sin embargo, excepto en casos de alto riesgo, la mujer gestante puede cubrir sus recomendaciones con una dieta adecuada, en la que se seleccionen alimentos con alto contenido en nutrientes.
Alguno de los nutrientes que se deben vigilar especialmente en esta etapa son:

* Ácido fólico.- La deficiencia de esta vitamina puede producir en la mujer gestante anemia megaloblástica, que es una anemia caracterizada por el gran tamaño de los glóbulos rojos. Pero además, la deficiencia en esta vitamina en las primera semanas de la gestación (especialmente en las diez primeras semanas) se asocia con el desarrollo de malformaciones congénitas del tubo neural en el feto, como espina bífida, y otros defectos cardiacos, urinarios, labio leporino, etc. Esto hace que sea especialmente importante vigilar el aporte adecuado de esta vitamina desde el momento en el que se planifique el embarazo y durante toda la época fértil de la mujer. Los vegetales de hoja verde son los alimentos con mayor contenido en esta vitamina y por lo tanto, deben incluirse de forma habitual en la dieta de la mujer gestante.
* Hierro.- Es imprescindible aumentar el aporte de hierro para evitar que se produzcan situaciones de anemia. La anemia durante la época de gestación se relaciona con una mayor incidencia de bajo peso del recién nacido, defectos congénitos y mortalidad infantil, respecto a madres no anémicas. Es difícil aportar cantidades elevadas de este mineral, especialmente en el caso de mujeres que llegan al embarazo con los almacenes de hierro bajos o agotados, por lo que en muchos casos se recurre a la suplementación en este mineral desde el segundo trimestre de embarazo.
* Calcio.- Las necesidades de calcio aumentan para garantizar la formación del esqueleto del feto. Si no se aporta adecuadamente, el esqueleto materno puede desmineralizarse. Esto tiene más importancia en el caso de madres jóvenes, que aún no han adquirido su pico de masa ósea. Además se ha observado que el riesgo de preeclampsia aumenta en las mujeres que toman menos calcio.
* Omega-3.- La embarazada debe cuidar especialmente el tipo de grasa que consume, limitando el consumo de grasas saturadas. Es especialmente importante el aporte de ácidos grasos esenciales. En concreto, el ácido docosahexaenoico (DHA) es fundamental para la formación del sistema nervioso del feto, por lo que incluir pescado en la dieta de la mujer gestante puede ser una pauta sencilla para asegurar el aporte de estos ácidos grasos.


Consumo de alimentos durante el embarazo

Para poder cubrir las mayores necesidades de energía y nutrientes de la mujer embarazada deben modificarse adecuadamente los hábitos de alimentación de la madre.

Se recomienda que la energía proceda principalmente de alimentos como los cereales, frutas, verduras y hortalizas, y legumbres y que disminuya la energía proporcionada especialmente por grasas saturadas, colesterol y azúcares de absorción rápida. De esta forma aumenta de forma importante la ingesta de vitaminas y minerales sin que aumente exageradamente la ingesta de energía.

Además, los alimentos deberían repartirse al menos en cinco comidas, respetando las costumbres de cada embarazada. Es importante que se evite el picoteo entre horas para evitar un aumento de peso exagerado.

Añadir un lácteo y una ración de cereales, especialmente integrales, puede ayudar al incremento de energía que necesita la embarazada. Tomar una ración más al día de frutas y otra de verduras (especialmente de hoja verde) ayuda a aumentar la ingesta de vitaminas y minerales, y contribuye también al la ingesta de fibra, necesaria para prevenir los problemas de estreñimiento.

No se recomienda consumir alcohol durante el embarazo, ya que interfiere en la absorción y utilización de muchos nutrientes
Problemas típicos del embarazo
Durante el embarazo pueden surgir algunas complicaciones que requieren pautas dietéticas específicas:

Durante el embarazo las encías pueden presentar hemorragias, especialmente con el cepillado de las mismas. Es importante mantener su limpieza y evitar el tabaco y alcohol, que pueden dañarlas aún más. Conviene evitar un exceso de hidratos de carbono simples, que interaccionan con la placa bacteriana. Se recomiendan alimentos como frutos secos, frutas frescas, zumos sin azúcar, vegetales frescos, leche, etc.

Los vómitos son un síntoma habitual durante los primeros meses de gestación, pero cuando son excesivos, intensos y repetidos, pueden producir deshidratación, pérdida de peso, y pérdidas de electrolitos. En estos casos se recomienda seguir una dieta baja en grasa y muy fraccionada, con ingesta de alimentos cada dos horas aproximadamente. En ningún caso se debe disminuir la ingesta de alimentos, ya que puede comprometerse su situación nutricional y la de su hijo. Para reponer los electrolitos y evitar la deshidratación, es aconsejable aumentar el consumo de líquidos, siempre fuera de las comidas. Puede ayudar evitar los alimentos cuyo olor sea muy fuerte o provoque náuseas.

La pirosis por regurgitación del contenido gástrico hacia el esófago es un trastorno habitual, especialmente al final del embarazo. En caso de pirosis, se aconseja realizar comidas frecuentes y poco abundantes, y evitar tomar alimentos al menos tres horas antes de acostarse. También deben evitarse alimentos que enlentecen el vaciado del estómago, como por ejemplo las grasas, el chocolate, el café y el alcohol.

Son frecuentes el estreñimiento y la aparición de hemorroides. Para evitarlos al máximo, la dieta debe ser rica en verduras, frutas, y cereales integrales, se debe beber abundante agua y cantidades moderadas de té o café. Las hemorroides mejoran cuando se corrige el estreñimiento y evitando las grasas, picantes, especias y alcohol. También conviene realizar ejercicio moderado, sobre todo andar, para favorecer los movimientos intestinales.
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MensajeTema: *Nutrición en las distintas etapas de la vida*   *Nutrición en las distintas etapas de la vida* I_icon_minitimeSáb Mayo 17, 2008 5:16 am

Lactancia y nutrición

En este periodo, el recién nacido se alimenta única y exclusivamente de leche materna, único alimento capaz de aportarle todas las sustancias nutritivas indispensables, en la proporción adecuada para que se produzca un crecimiento óptimo.

La mujer que amamanta necesita cuidar su alimentación, ya que ahora debe satisfacer sus propias necesidades como mujer, y al mismo tiempo debe garantizar la producción de leche en cantidad y calidad adecuada para el recién nacido.

Ya durante la gestación muchos de los cambios que sufre la madre son para prepararla para esta etapa, desarrollando sus glándulas mamarias, facilitando la producción de leche y modificando la regulación hormonal. Como durante la gestación, la madre lactante debe adaptar su dieta a esta nueva situación para compensar las necesidades que supone la producción de leche.

Si la alimentación ha sido adecuada durante el embarazo, se habrán acumulado reservas necesarias para iniciar la lactancia. Pero si las reservas son escasas, o la alimentación es deficiente, la producción de leche se hará a expensas de las reservas de la madre, lo que puede deteriorar aún más su situación nutricional.

Durante la gestación se han almacenado grasas que se utilizan en la producción de leche. En esta época la madre lactante consigue recuperar su peso con mayor facilidad, ya que en la producción de leche se emplean las reservas grasas que se han almacenado. La velocidad a la que una mujer recupera su peso tras el parto depende además de su edad, número de hijos, tipo de parto, aumento de peso durante el embarazo, etc.

Necesidades de nutrientes en la lactancia

Durante la lactancia aumentan las necesidades de la mayoría de los nutrientes, sobre todo de los implicados en la producción de leche. En general, las recomendaciones de la mayor parte de los nutrientes aumentan en un 10 ó 20%, excepto para las vitaminas A y C que aumentan en mayor medida.

Parte de la energía necesaria para la producción de leche se obtiene de las reservas acumuladas durante la gestación. No obstante, la madre lactante debe aumentar su ingesta calórica en 500 Kcal./día (Insertar enlace a Tabla 1).respecto a la dieta normal de una mujer no gestante.

No es recomendable restringir la ingesta de energía con el objetivo de recuperar el peso, y nunca debe ser inferior a 1500 kcal. Una lactancia adecuada se asocia con una pérdida gradual de peso.
Además, es especialmente importante en este periodo la ingesta de

* Ácidos grasos esenciales.- El aporte de grasas a través de la leche al neonato es especialmente importante, sobre todo de ácidos grasos esenciales, ya que son necesarios para la constitución del sistema nervioso y retina. La ingesta de grasa durante la lactancia debe ser moderado, pero vigilando un aporte adecuado de estos ácidos grasos omega-3 y omega-6

* Calcio.- Se necesitan aproximadamente 400 mg de calcio por cada 500 ml de leche producida. La madre, por lo tanto, deberá ingerir alimentos ricos en calcio (leche y derivados). Si existe déficit se perderá calcio de sus propios huesos.

* Vitaminas antioxidantes.- Es especialmente importante en el caso de los niños prematuros. Además, las necesidades de la vitamina C pueden ser mayores en el caso de mujeres fumadoras o fumadoras pasivas, por lo que aumentar el consumo de frutas y otros alimentos ricos en esta vitamina puede ser muy conveniente.


Consumo de alimentos en la lactancia
Hay algunas sustancias que pueden pasar a la leche y tener un efecto nocivo sobre el recién nacido o modificar el sabor de la leche. Por eso se recomienda limitar los condimentos picantes, y evitar los alimentos que puedan dar un sabor fuerte a la leche, como coles, ajo, cebolla, espárragos, rábanos, embutidos, caza, entre otros.

El alcohol también pasa a la leche, por lo que no hay que ingerir bebidas alcohólicas. Se debe limitar también el consumo de bebidas excitantes o estimulantes como café, té o refrescos con cafeína, ya que también pasan a la leche y producen irritabilidad en el niño.

La ingesta de agua es importante, ya que la leche producida tiene un 85-90% de agua. Se recomienda que se tomen al menos 2-3 litros de agua al día, para garantizar la producción de leche y mantener el equilibrio de agua de la madre. Además la ingesta de frutas, verduras y hortalizas también ayuda y contribuye a la ingesta hídrica.

La leche y sus derivados (yogur, queso, cuajada, etc.) son las mejores fuentes de calcio ya que, aunque existen alimentos vegetales tanto o más ricos en este mineral que los lácteos, su aprovechamiento por parte del organismo no es tan eficaz. Esto es debido a que en estos alimentos vegetales están presentes sustancias que interfieren en la absorción y aprovechamiento del calcio.

Por otro lado, existen sustancias que favorecen la absorción del calcio, como es el caso de la vitamina D, las proteínas y la lactosa, todas ellas presentes en los lácteos y que convierten a estos alimentos en las mejores fuentes alimentarias de calcio.
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MensajeTema: *Nutrición en las distintas etapas de la vida-Alimentación en la infancia y la adolescencia*   *Nutrición en las distintas etapas de la vida* I_icon_minitimeSáb Mayo 17, 2008 5:26 am

Introducción
La alimentación juega un papel muy importante durante la infancia y la adolescencia, no solo para el crecimiento, la maduración y mantener un óptimo estado de salud, si no por que es el momento de establecer unos adecuados hábitos alimentarios que permanecerán toda la vida. Por tanto, la alimentación en estas etapas debe responder a tres objetivos.

* Aporte adecuado de energía y nutrientes para un crecimiento y desarrollo óptimos.
* Evitar desequilibrios entre los distintos nutrientes.
* Ayudar a prevenir patologías del adulto con base nutricional.

Necesidades de energía y nutrientes

Energía
Las necesidades energéticas vienen condicionadas por el crecimiento y la actividad física.

Durante las etapas preescolar y escolar el crecimiento es más estable, por tanto, el coste calórico asociado al crecimiento es menor. En cuanto al gasto energético por actividad física hay una gran variabilidad individual, aunque la población infantil es cada vez más sedentaria.

En la adolescencia las necesidades energéticas son superiores a las de cualquier edad. En esta etapa una restricción energética puede provocar un retraso en el crecimiento y la maduración corporal.

Proteínas
Durante la infancia los requerimientos de proteína son menores al tratarse de una fase de crecimiento estable. Asegurando la energía que deben consumir, los escolares cubren fácilmente los requerimientos de proteínas.

Sin embargo, en la adolescencia las necesidades de proteínas son muy elevadas para hacer frente al crecimiento y al desarrollo muscular, especialmente en los chicos. Deben representar aproximadamente el 15% de las calorías de la dieta y nunca inferior al 12%.

Hidratos de carbono
El aporte calórico mayoritario lo deben constituir los hidratos de carbono de un 55-60% de aporte calórico diario. Los azúcares sencillos no deben sobrepasar el 10% de la energía total que proporcionan los carbohidratos, el resto se aportara como hidratos de carbono complejos (arroz, pan, pastas, patatas, legumbres)

Fibra
Se recomienda que la ingesta de fibra sea de unos 25 g/día. En niños pequeños se puede estimar de la siguiente manera: edad del niño/a + 5 g. En la adolescencia se debe mantener una buena ingesta de fibra (30-35 g/día) a partir de cereales integrales, legumbres, frutas, verduras y hortalizas.

Lípidos
Las grasas deben aportar entre 30-35% de la energía total de la dieta. Aportes inferiores al 30% pueden comprometer el crecimiento, la maduración ósea, así como el aporte de vitaminas liposolubles. En cuanto a los ácidos grasos se distribuirán en ácidos grasos saturados (7-8% de la energía), ácidos grasos monoinsaturados (15-20%) y ácidos grasos poliinsaturados (7-8%). La ingesta de colesterol no debe superar los 300 mg/día.

Vitaminas
En general, en la infancia, los requerimientos quedan cubiertos con una dieta adecuada y variada.

La vitamina D, necesaria para la absorción y depósito de calcio en el hueso, los niños con baja exposición solar pueden presentan déficit de esta vitamina.

En el adolescente los requerimientos de algunas vitaminas del grupo B como tiamina, riboflavina y niacina son elevados, porque intervienen en el metabolismo energético y por ello su ingesta se establece según el aporte calórico de la dieta. Las necesidades de ácido fólico y vitamina B12 también son elevadas. Asimismo, las necesidades de vitamina A aumentan considerablemente en los períodos de crecimiento acelerado.

Minerales
Las necesidades de calcio son máximas en las etapas de crecimiento como es la infancia y la adolescencia. Su ingesta es importante para conseguir una correcta mineralización ósea, que prevenga la aparición de osteoporosis en el adulto. Para asegurar estas necesidades, es necesario el consumo de no menos de medio litro de leche y de productos lácteos al día.

La deficiencia de hierro es la causa más habitual de anemia en el niño. Asimismo, en la adolescencia los requerimientos de hierro son elevados tanto en varones como mujeres. Una adecuada alimentación, carnes rojas ingeridas junto con legumbres y verduras foliaceas, juega un importante papel.

Es importante asegurar la ingesta de cinc durante la adolescencia, ya que es imprescindible para el crecimiento y la maduración sexual. Además está relacionado con la síntesis con la síntesis de proteínas y, por tanto con la formación de tejidos. Un correcto aporte de cinc requiere la ingesta de alimentos de origen animal (carne, huevos, hígado), pues el contenido en vegetales es menor. Los adolescentes que siguen dietas vegetarianas están expuestos a la carencia de este mineral.

Recomendaciones en la infancia
En general, en la edad preescolar y escolar, los requerimientos de nutrientes quedan cubiertos mediante una dieta que contenga todos los grupos de alimentos en las cantidades adecuadas. No obstante, hay que indicar que la elección de alimentos en estas edades está influenciada por una serie de factores como: la familia, el colegio, los amigos, los medios de comunicación, etc. En muchas ocasiones estas influencias no son la adecuadas y se alejan de lo recomendado dando lugar a errores en la alimentación del niño.

Por otro lado, durante esta etapa se crean los hábitos alimentarios, no se debe olvidar el papel tan importante que juegan la familia y el comedor escolar en la instauración de los mismos. Además, el menú escolar constituye una parte importante de la dieta diaria, pudiendo repercutir sobre el estado nutricional del niño, ya que come en el colegio durante muchas semanas al año. En general, se pueden hacer las siguientes recomendaciones.

* Mantener la variedad y frecuencia adecuada de alimentos en la dieta.
* Establecer un patrón adecuado de distribución de comidas. 5 comidas al día (desayuno media mañana, comida, merienda y cena) manteniendo horarios regulares.
* El desayuno debe aportar el 25% de las necesidades energéticas diarias del niño. Un desayuno adecuado repercute positivamente sobre el comportamiento y rendimiento escolar. Debe incluir alimentos de al menos tres grupos básicos: lácteos, cereales y frutas.
* Se deben evitar las dietas monótonas. La dieta debe ser variada, en sabores, olores, colores y consistencias dentro del equilibro nutricional adecuado. Las comidas bien elaboradas estimulan la curiosidad y las ganas de comer del niño.
* Ingesta diaria de leche y productos lácteos (yogur, queso, postres lácteos).
* Reducir el consumo de alimentos con alto contenido en azúcar, grasa y sal como: bollería, zumos y refrescos azucarados, “snack”, chucherías.
* Estimular el consumo de productos ricos en hidratos de carbonos complejos (cereales, pan, legumbres, patatas).
* Incluir en la dieta del niño de frutas, verduras y pescados.
* Favorecer la actividad física, tanto en el colegio como en casa, incorporando la práctica de ejercicio a sus actividades de ocio evitando el sedentarismo (televisión, ordenador, etc.).

Adolescentes.Hábitos de consumo alimentario.
La adolescencia es una etapa de la vida caracterizada por profundas modificaciones físicas, psíquicas, emocionales y sociales que repercuten sobre los hábitos alimentarios pudiendo ser causa de desequilibrios nutricionales.

* Irregularidad en el patrón de comidas. Suelen mantener un horario irregular de comidas. Es típico en esta edad suprimir alguna de las comidas del día, generalmente el desayuno es la comida más tendente a ser eliminada.
* Al eliminar alguna comida, suelen consumir entre horas alimentos como helados, bollería, refrescos, patatas fritas u otros alimentos con de escaso valor nutritivo.
* Seguimiento de dietas nutricionalmente desequilibradas. Frecuentemente, con el fin de adelgazar, realizan dietas restrictivas y desequilibradas que pueden suponer un riesgo para la salud. También, durante la adolescencia, se adoptan prácticas dietéticas como el vegetarianismo que en condiciones extremas pueden entrañar riesgos nutricionales.
* Poca diversificación de la dieta, ingesta elevada de productos y comidas de preparación rápida, las cuales se caracterizan por un alto contenido en energía y grasa saturada y bajo aporte de algunos minerales, vitaminas y fibra.
* Consumo de bebidas alcohólicas durante el fin de semana. La ingesta de alcohol puede repercutir sobre el estado nutricional a través de la reducción de la ingesta de alimentos y modificando la utilización de algunos nutrientes.

Recomendaciones adolescencia

* Hay que asegurar un aporte calórico suficiente, de acuerdo con la edad biológica y la actividad física, que permita el crecimiento adecuado y mantener un peso saludable.
* La mejor defensa frente a las deficiencias y excesos nutricionales es una dieta variada y moderada, la cual incluya alimentos de cada grupo, con el fin de conseguir un aporte de nutrientes satisfactorio.
* La distribución calórica de la dieta debe mantener una proporción correcta de macronutrientes: 12-15% del valor calórico total en forma de proteínas, 50-60% en forma de hidratos de carbono y 30-35% como grasa.
* Realizar 4-5 comidas al día con un reparto calórico adecuado (25% del valor calórico total; comida, 30%; merienda, 15-20%, y cena 25-30%), evitando omitir alguna comida. Es fundamenta no suprimir el desayuno, evitar picoteos y consumo indiscriminados de tentempiés.
* Fomentar el consumo de cereales (pan, pasta, arroz); frutas, verduras, hortalizas y legumbres. Con ello se asegura el aporte de hidratos de carbono complejos y fibra.
* Cuidar el aporte adecuado de proteínas las cuales deben ser de alto valor biológico (carnes, pescados, huevos, lácteos).
* Asegurar el consumo de leche y derivados lácteos (yogur, queso, etc.) necesarios para conseguir un adecuado aporte de calcio. Los pescados, sobre todo los que se comen enteros (sardinas enlatadas o boquerones), son también fuente de calcio.
* Controlar las comidas que hacen fuera de casa para evitar comidas con un elevado contenido calórico y de grasa y, baja densidad de nutrientes.
* Favorecer el consumo de agua y zumos naturales en lugar de refrescos y bebidas azucaradas.
* No consumir alcohol ni tabaco.
* Promover la práctica de actividad física diariamente.
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MensajeTema: *Nutrición en las distintas etapas de la vida-Dietas para personas físicamente activas*   *Nutrición en las distintas etapas de la vida* I_icon_minitimeSáb Mayo 17, 2008 5:41 am

¿Cómo saber si nuestra alimentación es correcta?
Las guías en alimentación son pautas que resumen cual es el consumo más aconsejable de alimentos para conseguir una dieta correcta, de acuerdo con la evidencia que relaciona los hábitos alimentarios con el padecimiento de ciertas patologías y en la preocupación de los consumidores por temas nutricionales.

Estas pautas constituyen una herramienta muy importante en educación nutricional, representando la forma práctica de alcanzar una dieta que aporte las cantidades de energía y nutrientes adecuadas, que cumpla con los objetivos nutricionales, y que permita conseguir la máxima salud y capacidad funcional.

La población general tiene clara la idea de que hay que seguir una dieta variada y equilibrada, sin embargo, estos conceptos a veces son ambiguos y cada individuo los interpreta de manera diferente. Estas discrepancias han supuesto la necesidad de elaborar las denominadas guías en alimentación, cuyo objetivo final es indicar a la población cómo tienen que planificar su dieta de una manera correcta.

El fin de las guías alimentarias es que la población conozca, acepte y adopte como práctica cotidiana las pautas de alimentación que en ellas se proponen. Para ello, lo ideal es que cada país establezca sus propias pautas teniendo en cuenta una serie de factores importantes como las características socioeconómicas y culturales, la disponibilidad alimentaria, el patrón alimentario, las tradiciones, etc., aunque de forma orientativa las guías de un país pueden valer en otros.

Para la elaboración de las guías en alimentación se realiza un amplio estudio en el que se tienen en cuenta los hábitos alimentarios de la población (para establecer los tamaños medios de ración y agrupar los alimentos), las necesidades nutricionales e ingestas recomendadas establecidas para la población general, así como los objetivos nutricionales, de tal forma que a la hora de planificar una dieta los alimentos, y las cantidades de los mismos, permitan conseguir un aporte de energía y nutrientes adecuado, y diferentes parámetros indicadores de la calidad nutricional.

Para ello, los mensajes, la forma y exposición de las guías deben ser fácilmente comprensibles por la población que las recibe, es decir, deben incluir los grupos de alimentos de consumo habitual en la población a la que va destinada y los mensajes deben ser entendibles por las personas de escaso nivel cultural. Además, las guías han de incluir alimentos ampliamente disponibles y accesibles a la mayoría de la población, y han de ser respetuosas con las costumbres, tradiciones y cultura. Asimismo, han de ser flexibles para facilitar la elección de los alimentos, permitiendo la elaboración de menús atractivos pero a su vez equilibrados, moderados y variados.

Para esquematizar el número de raciones, de cada grupo de alimentos, que es aconsejable tomar cada día se han utilizado numerosas representaciones iconográficas siendo las más utilizadas el círculo, la pirámide, los recipientes, etc., siendo recomendable el realizar un estudio previo respecto a cual es la percepción y la capacidad de comprensión de estos esquemas, por parte de diversos grupos de población.

Similitudes de las guías de alimentación.

Todas las guías alimentarias, independientemente del icono utilizado, van a coincidir en dividir la figura en porciones cuya área va a ser proporcional al número de raciones (del grupo de alimentos representado) que se aconseja consumir. Además, en todas ellas la suma de cereales y verduras supone una parte importante y mayoritaria de la alimentación programada, existiendo unanimidad al considerar que los cereales deben ser la base de la alimentación, seguidos de las verduras y el resto de los grupos de alimentos en proporciones algo inferiores.
El rumbo de la alimentación

En España existen diversas guías en alimentación siendo una de las más utilizadas el Rumbo de la Alimentación . Esta guía está destinada a la población joven y adulta general. La figura utilizada es un rumbo dividido en siete áreas, cada una de las cuales representa a uno de los grupos de alimentos, con una superficie proporcional al número de raciones del grupo representado que se aconseja tomar cada día.

Para mantener una alimentación variada, se deberían incluir alimentos de todos los grupos en las siguientes proporciones:

* Cereales, derivados y legumbres: 6-10 raciones
* Frutas y zumos de fruta: 2-4 raciones
* Hortalizas y verduras: 3-5 raciones
* Carnes, pescados y huevos: 2-3 raciones
* Leche y productos lácteos: 2-3 raciones
* Grasas y aceites: con moderación
* Dulces y azúcar: con moderación

Además, en el Rumbo se indican también los alimentos que se incluyen dentro de cada grupo y el peso medio de cada alimento que constituye una ración. En muchas ocasiones la ración es la unidad (yogur, huevo), sin embargo otras veces es necesario señalar lo que constituye una ración, pues dependiendo de los hábitos de cada individuo se puede considerar una ración una cantidad u otra, la cantidad considerada se esquematiza en la tabla 1.

Todo esto hace que el rumbo transmita los mensajes clave de: variedad, equilibrio y moderación. A través de los nombres y dibujos, y por el hecho de establecer 7 grupos, se transmite la importancia de que la dieta sea variada. El texto escrito dentro de cada área y el espacio dedicado a esa área indica el número de raciones que se aconsejan consumir. Finalmente, tanto en las áreas dedicadas a las grasas o a los dulces aparece el mensaje de que éstos deben consumirse con moderación.

Por otro lado, en esta guía se establece un rango tanto para el número como para el tamaño de ración a consumir. Si se elige el número y tamaño de ración más pequeño, se cubrirán las ingestas recomendadas de los individuos de menor peso y actividad, por el contrario, si se elige el número y tamaño de ración más grande se cubrirán las ingestas recomendadas de los individuos de mayor peso y actividad. Sin embargo, a veces es necesario realizar ajustes en función de las características de cada individuo dado que las guías dan pautas de carácter general. Por ejemplo, para algunos grupos de población y para determinadas situaciones fisiológicas (embarazo o lactancia) puede ser complicado cubrir los aportes aconsejados tomando únicamente los propuestos por las guías para población general, de ahí que en estos casos podría aconsejarse el consumo de alimentos fortificados y/o suplementos (ácido fólico en mujeres en edad fértil, vitamina B12 en ancianos, o hierro en mujeres gestantes).

Pautas nutricionales
Por otra parte, junto con el consumo aconsejado de alimentos, se suelen establecer una serie de pautas nutricionales que ayudan a definir las características de una alimentación saludable. Las más frecuentes son:

* Tomar una dieta variada
* Aumentar la actividad física. Se aconseja que el ejercicio sea practicado de una forma habitual, moderado y continuado (30-40 minutos o más), ya que el ejercicio intenso, esporádico y corto resulta menos saludable y de menor utilidad en el control de peso.
* Disminuir el consumo de grasa total, grasa saturada y colesterol
* Aumentar el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono y fibra (frutas, verduras y hortalizas, cereales y legumbres)
* Tomar de 2-2.5 L/día de líquidos, especialmente los niños o los ancianos, en los que la sensación de sed suele estar disminuida y aparece cuando ya hay un cierto grado de deshidratación, siendo esta, además, más peligrosa a estas edades
* Tomar sal, azúcar y bebidas alcohólicas con moderación
* Repartir los alimentos en 3-5 comidas al día, sin olvidar el desayuno

Por último, es importante destacar que el conocer una pauta no garantiza que ésta se siga, pero el desconocimiento si dificulta cualquier tipo de mejora, de ahí que sea necesario luchar contra el desconocimiento que existe en materia nutricional apoyándonos en la educación nutricional, especialmente desde la infancia.
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MensajeTema: *Nutrición en las distintas etapas de la vida-Nutrición en las personas de edad avanzada*   *Nutrición en las distintas etapas de la vida* I_icon_minitimeSáb Mayo 17, 2008 5:55 am

Introducción
Las perspectivas en cuanto al aumento de las cifras y proporciones de personas de la tercera edad son impresionantes. Se estima que en el año 2050, la proporción de personas de más de 65 años puede llegar a ser el doble de la actual. Siendo las personas muy mayores el segmento de población que más está creciendo.

Debido a este crecimiento, las autoridades y organizaciones sanitarias han comenzando a llevar a cabo programas para promover la mejora de la salud y el bienestar de este grupo de población.

Con el envejecimiento, la variabilidad en las necesidades de nutrientes se hace mayor. En los ancianos disminuyen las necesidades de energía, sin embargo, no sucede lo mismo con las de vitaminas y minerales, las cuales aumentan. Por ello, los ancianos deben ingerir una dieta con una alta densidad de nutrientes.

Agua
La estimación de las necesidades de agua en ancianos es compleja y difícil. Algunos autores recomiendan 30 mL/Kg./día, con un mínimo de ingesta de 1500-2000 mL/día, otros indican que son necesarios, al menos 8 vasos de agua al día.

Energía
Según avanza la edad, disminuyen los requerimientos energéticos, debido a la reducción de la actividad física y a los cambios en la composición corporal.

Por ello, sería aconsejable reducir la ingesta energética en 600 kcal. para varones y 300 kcal. para mujeres, respecto a los individuos de edad inferior.

Sin embargo una disminución de la ingesta de energía en las personas mayores, puede provocar una disminución de la ingesta de nutrientes, y por tanto aumentar el riesgo de sufrir deficiencias nutricionales, que a su vez pueden contribuir al progreso de diferentes enfermedades de tipo degenerativo.

Actualmente, las necesidades energéticas se calculan multiplicando el gasto basal (GB) por un coeficiente de actividad de acuerdo con el tipo de actividad desarrollada. Para calcular el GB (Kcal./día), se emplean las ecuaciones propuestas por la OMS para personas mayores de 60 años, en función del peso y el sexo:

Varones: [13.5 * peso (Kg.)] + 487 Mujeres: [10.5 * peso (Kg.)] + 596

El coeficiente de actividad por el que se multiplica el gasto basal es:

El aumento de la actividad física en las personas de edad avanzada puede tener repercusiones nutricionales positivas, ya que evita la pérdida de masa muscular, y aumenta el gasto energético, permitiendo un mayor consumo de alimentos sin incrementos de peso y evitando deficiencias nutricionales.

Proteinas
Los requerimientos de proteínas son similares a las de adultos de menor edad; 10-15% de las calorías totales (0.8 g/kg./día)).

Algunos autores han planteado que el deterioro físico característico de los ancianos hace que algunos aminoácidos no esenciales pasen a serlo. Por lo que la proteína que consumen los ancianos debe ser de alta calidad y por tanto, no conviene disminuir el consumo de huevos, carnes, pescados y lácteos. En general, se aconseja que el 60% de la proteína sea de origen animal y el 40% vegetal.

Los ancianos con algún tipo de inmovilidad, por encamamiento o invalidez, o sometidos a periodos de estrés secundarios a infección, cirugía o traumatismos, necesitan aportes más altos de proteínas; 12-17% (0.8-1.0 g/Kg./día). También existen situaciones en las que es conveniente disminuir la ingesta proteica, como en las alteraciones hepáticas o renales.

La deficiencia en proteínas puede dar lugar a una mayor pérdida de masa muscular, a alteraciones en la función inmunitaria, deterioro de la mucosa intestinal y a una mala cicatrización de las heridas. Por otra parte, algunos estudios ponen de relieve que la suplementación con proteínas y energía en ancianos malnutridos mejora su fuerza muscular y su capacidad funcional, lo que tiene importantes implicaciones sanitarias. Sin embargo, en España, la ingestión proteica de ancianos es bastante elevada

Hidratos de Carbono

No existen recomendaciones específicas para este grupo de edad, por lo que éstas son similares a las establecidas para adultos más jóvenes; 50-60% del aporte calórico diario de la dieta. En diversos colectivos de ancianos españoles, se ha comprobado como con su dieta apenas aportan el 38-46%.

Los hidratos de carbono complejos presentes en legumbres, hortalizas y verduras, son los más adecuados para los mayores, ya que su digestión es mucho más lenta y aportan sobre todo almidón, liberan la energía de forma gradual y por tanto no se producen altibajos de hipo e hiperinsulinemia.

Como en adultos, los hidratos de carbono sencillos no deben aportar más del 10% de la energía, aunque no deben mirarse con excesivo recelo, dado que son una fuente de energía muy útil en personas con poco apetito y pueden favorecer el consumo de otros alimentos que contribuyan a mejorar la situación nutricional.

Por otro lado, los ancianos son un colectivo que tiende a presentar estreñimiento o diverticulosis con mucha frecuencia, debido a la disminución en la actividad física, a una hidratación insuficiente y a pérdidas de motilidad intestinal, por lo que el consumo de fibra debe ser regulado. En concreto, se aconseja tomar de 25 a 35 g/día. Tampoco hay que olvidar que la fibra en exceso puede interferir en la absorción de algunos minerales, como son el calcio y el cinc, en especial en el colectivo de niños y ancianos, por lo que tampoco es deseable un aporte excesivo.

Lípidos
En los ancianos la digestión de las grasas es normal, por lo que si no existe ningún problema de salud añadido que lo justifique, las recomendaciones dietéticas para ellos son similares a las del resto de la población; 30-35% de las calorías totales.

Es importante tener en cuenta la calidad de la grasa ingerida, puesto que tiene influencia sobre la regulación de los lípidos sanguíneos que pueden ser factor de riesgo para algunas enfermedades crónicas.

El consumo de grasa total y saturada en los ancianos españoles es elevado, y la cantidad de ácidos grasos poliinsaturados es escasa por lo que sería deseable un ligero incremento. En concreto, se recomienda aumentar el aporte de ácidos grasos poliinsaturados de la familia n-3, muy abundantes en los pescados, por sus efectos antiinflamatorios, antitrombóticos, antiarrítmicos, hipolipemiantes y vasodilatadores que los hace útiles en la prevención de la enfermedad coronaria, hipertensión, diabetes y otros procesos degenerativos.

Con el envejecimiento el colesterol deja de ser un factor de riesgo cardiovascular tan importante como en el adulto. Si una persona, en su etapa de adulto, ha seguido unos hábitos alimentarios inadecuados, el daño ya estará hecho. Y una restricción importante de alimentos con contenido graso podría ocasionar deficiencias de vitaminas liposolubles, ácidos grasos esenciales o de otros nutrientes y además podría disminuir la palatabilidad de las comidas, haciéndolas menos apetecibles
Micronutrientes
La mayoría de los estudios de evaluación de la situación nutricional en personas mayores muestran una alta prevalencia de deficiencias en determinados micronutrientes. Las causas pueden ser múltiples: ingestas muy disminuidas, mala elección de los alimentos, enfermedades, polimedicación, etc.

Las Ingestas Recomendadas (IR) de vitaminas y minerales para este colectivo pueden consultarse en el capítulo I (Ingestas recomendadas de energía y nutrientes).
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Vitaminas

Las consecuencias de una baja ingesta de vitaminas son más severas en ancianos que en los adultos, dado que las necesidades de vitaminas están aumentadas y la capacidad de adaptación está disminuida, lo que puede motivar la aparición y desarrollo de diversas enfermedades crónicas.

Vitamina B1(Tiamina)
La deficiencia es poco frecuente, de hecho la media de la cobertura a las ingestas recomendadas es superior al 100 %, sin embargo, algunos estudios han observado aportes inferiores a los recomendados. Los casos de deficiencias se han dado principalmente como consecuencia de una pobre alimentación o por alcoholismo. Por otro lado, también se ha encontrado como ancianos con una mejor función cognitiva, presentan una mayor ingesta de tiamina, de hecho, esta vitamina, junto con el ácido fólico y la vitamina C, parecen favorecer una correcta función cerebral.

Vitamina B2 (Riboflavina)
La ingesta baja de vitamina B2 en ancianos es poco frecuente, sin embargo si se han encontrado algunos ancianos españoles con aportes inferiores a los recomendados. Además, el porcentaje de ancianos con valores de -EGR (marcador bioquímico que refleja los niveles de vitamina B2 en sangre) indicadores de deficiencia es más elevado que el de ingesta, lo cual explica la necesidad de incrementar de requerimientos de dicha vitamina con la edad, como consecuencia de una disminución de su absorción. Por otro lado, la riboflavina, junto al ácido fólico, la cianocobalamina y la piridoxina, participa en el metabolismo de la Homocisteína (Hcys), actuando como cofactor de la enzima metilentetrahidrofolato reductasa, de ahí que la deficiencia en vitamina B2 pueda contribuir a elevar los niveles de Hcys en plasma, favoreciendo el desarrollo del proceso aterogénico, ya que la Homocisteína es un aminoácido considerado como factor independiente de riesgo cardiovascular.

Vitamina B6 (Piridoxina)
Numerosos estudio epidemiológicos indican que el estado nutricional inadecuado en vitamina B6 es habitual dentro del colectivo de ancianos. Esta vitamina juega un papel importante en la metabolización de la Homocisteína, y por tanto en la disminución de la enfermedad cardiovascular. Otros estudios también la relacionan con el mantenimiento de la función cognitiva.

Vitamina B12 (Cianocobalamina)
Aproximadamente entre un 10% y un 30% de las personas de edad avanzada han perdido la capacidad de absorber la vitamina B12. Sin embargo, la situación constatada en ancianos españoles es bastante adecuada. A pesar de ello, se pueden encontrar algunas deficiencias entre la población. Esta vitamina, juega un papel fundamental a nivel hematológico, y además se asocia con la disminución del riesgo cardiovascular y de algunos trastornos psiquiátricos como la depresión y ciertas deficiencias neurológicas, por lo que no se debe descuidar su ingesta.

Ácido fólico
La deficiencia en ácido fólico es bastante frecuente entre la población anciana, debido principalmente a una ingesta insuficiente, menor absorción por hipoclorhidria gástrica, y consumo de fármacos, alcohol, y tabaco. De hecho, un 72.8% de los ancianos españoles presentan ingestas inferiores las recomendaciones. Esta deficiencia condiciona elevaciones en los niveles de Homocisteína, aumentando el riesgo cardiovascular.Otros estudios han encontrado correlaciones positivas y significativas entre el consumo de raciones de frutas y verduras con los niveles de fólico sérico y fólico eritrocitario, así como una correlación negativa con los niveles de Homocisteína, en un estudio realizado en ancianos institucionalizados, con la consiguiente reducción del riesgo cardiovascular. Además otros estudios asocian la deficiencia en esta vitamina con deterioro funcional y cognitivo y mayor riesgo de sufrir depresión y demencia. También se ha identificado a esta vitamina como un factor nutricional protector frente al cáncer.

Vitamina C
En general la situación nutricional de vitamina C en este colectivo es óptima, aunque pueden encontrarse algunos ancianos con ingestas y valores sanguíneos deficitarios. Además, se ha observado que los niveles sanguíneos y tisulares del ácido ascórbico son menores en las personas ancianas respecto al resto de la población. Algunos autores indican que para mantener una concentración plasmática de 1 mg/dL. los ancianos varones pueden necesitar una ingestión de 150 mg/día y las mujeres 80 mg/día. Por otro lado, diversos estudios han constatado que los ancianos con mejor capacidad funcional y mental tienen mayor ingesta de la vitamina. Otras investigaciones relacionan el aumento de la ingestión de vitamina C con una elevación del HDL-colesterol, menor oxidación del LDL-colesterol y disminución del riesgo cardiovascular. También existen estudios que han observado un efecto protector de la vitamina C frente al cáncer. Además en un estudio de Rodríguez-Rodríguez y col., (2006), se ha observado que aquellos ancianos con mayores ingestas de vitamina C, presentaban menor incidencia de cataratas, encontrándose también dicha asociación con otros antioxidantes.

Vitamina A
El almacenamiento de vitamina A en el hígado no disminuye con la edad. Además la absorción de vitamina A, está aumentada con respecto al adulto. De hecho, las ingestas recomendadas se han reducido con respecto a las de 1989. Sin embargo, diferentes estudios realizados en población española muestran un elevado porcentaje de individuos con ingestas bajas de esta vitamina. La vitamina A se presenta en dos formas: como retinol (vitamina A preformada) en los alimentos de origen animal, y como carotenos con actividad vitamínica en los de origen vegetal, los cuales pueden ser convertidos en retinol en el organismo, aunque esta capacidad suele estar disminuida en los ancianos. Éstos últimos, tienen un importante papel como antioxidantes y se relacionan con la prevención de enfermedades cardiovasculares, cáncer y patologías oculares.

Vitamina D
Los estudios realizados en ancianos españoles ponen de relieve una ingesta y unos niveles sanguíneos de vitamina D inferiores a los aconsejados en un porcentaje elevado de este colectivo. Este hecho, es debido a la baja ingesta de la vitamina, y a la escasa exposición al sol, sobre todo en ancianos que viven en asilos o confinados en el hogar, por su menor capacidad de síntesis cutánea, y por la reducción en la capacidad del riñón de convertir esta vitamina en su forma metabólicamente activa (colecalciferol). Debe promoverse el consumo de alimentos ricos en vitamina D en todos los sujetos de edad avanzada, pero en ancianos no expuestos a la luz solar está justificada la administración de dosis bajas de suplementos vitamínicos (10-15 mg/día). De hecho, diversos autores encuentran que la suplementación con calcio y vitamina D reduce la pérdida ósea y previene las fracturas. En este sentido, se ha comprobado que en mujeres ancianas se deben mantener valores de vitamina D superiores a 40 nmol/l para conseguir una salud ósea óptima.

Vitamina E
La vitamina E, junto con la C, es un potente antioxidante, y tienen gran importancia por evitar la oxidación de los ácidos grasos poliinsaturados (AGP), recomendándose en la dieta una adecuada relación vitamina E (mg)/AGP (g) = 0.4-0.6. Sin embargo, no se ha observado una mayor necesidad de dicha vitamina con la edad avanzada. Los estudios realizados en diferentes colectivos de ancianos ponen de manifiesto ingestas insuficientes en un elevado porcentaje de ancianos, mientras que las deficiencias sanguíneas son menos habituales. Además, considerando las importantes funciones en las que participa que pueden ayudar a promover la salud y capacidad funcional del anciano, las ingestas recomendadas probablemente deban incrementarse en el futuro. En concreto, la acumulación de radicales libres, a lo largo del tiempo, disminuye la efectividad de la defensa antioxidante y aumenta la vulnerabilidad de los ancianos ante agresiones oxidativas y afecciones asociadas. En este sentido, la ingestión de vitamina E en cantidades superiores a las recomendaciones habituales puede condicionar una reducción del riesgo cardiovascular, mejorar la respuesta inmunitaria y retrasar la aparición de procesos degenerativos asociados con el envejecimiento. La mejoría de los hábitos alimentarios puede ayudar a optimizar la calidad de vida durante el proceso de envejecimiento, en concreto, aumentar la ingesta de vitamina E, junto con el consumo diario de 5-8 raciones de frutas y verduras, puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y a mantener la función inmune en etapas avanzadas de la vida. La vitamina E también es importante en el prevención del Alzheimer, y parece estar relacionada con la prevención del daño oxidativo inducido por la placa amiloide y retrasa la pérdida de memoria y el daño cognitivo. De hecho, en un estudio realizado por Ortega y col, (2002) se ha observado como la influencia de una mayor ingesta y mejor situación en vitamina E también se traduce en ventajas en la capacidad cognitiva de los ancianos, valorada en función de los errores cometidos en el Pfeiffer´s Mental Status Questionaire (PMSQ). Aquellos ancianos con ingestas de vitamina E inferiores al 50% de las recomendaciones presentaban peor capacidad cognitiva, es decir más errores en el test. Además los ancianos que no tenían errores en el test presentaban mayores concentraciones de -tocoferol sérico que los que cometían errores. Por tanto, se pone de manifiesto la relación entre el estado nutricional en vitamina E y la capacidad cognitiva de los ancianos.
Minerales

Es frecuente observar deficiencias en algunos minerales en las personas de edad avanzada debido a la disminución de la secreción gástrica, malabsorción, seguimiento de dietas escasas o desequilibradas, padecimiento de ciertas enfermedades, dificultades en la masticación e interacciones fármaco-nutriente.

El calcio, hierro y zinc son tres minerales importantes desde el punto de vista nutricional en los ancianos. Otros minerales como el manganeso, cobre y selenio también son relevantes en la nutrición de las personas de edad avanzada, dado que se encuentran involucrados en los procesos de envejecimiento y en el padecimiento de enfermedades degenerativas.

Calcio:
La pérdida de masa ósea asociada al envejecimiento es constante en la población mayor. Una alimentación incorrecta es uno de los principales condicionantes que puede desembocar en una osteoporosis senil. Estos problemas de pérdida de masa ósea son los que provocan la gran prevalencia de fracturas entre la población anciana, especialmente en mujeres. Una alta ingesta de calcio a lo largo de la vida aumenta la densidad ósea durante el crecimiento, retarda la pérdida ósea asociada a la edad y reduce las fracturas osteoporóticas. Algunos estudios señalan que las fuentes lácteas de calcio son más beneficiosas que los suplementos farmacológicos. Además hay que recordar que la absorción de calcio puede estar disminuida en los mayores por déficit de vitamina D y/o por aclorhidria estomacal. Por tanto, las personas mayores, que hayan tenido un buen aporte de calcio en su infancia y juventud, tendrán más masa ósea en la madurez y menor riesgo de osteoporosis y fracturas. Diferentes estudios señalan que, en general, los aportes de calcio en la dieta de los ancianos españoles son inferiores a las recomendaciones. Por tanto es importante poner en marcha programas de intervención dietética, junto con una práctica regular y adecuada de ejercicio físico, ya que pueden ser útiles para reducir la pérdida ósea.

Hierro:

Las ingestas recomendadas para el hierro son menores que para los adultos, e iguales para ambos sexos, por cesar las pérdidas menstruales. Al menos un 25% debe ser hierro hemo, de origen animal. La deficiencia en hierro es bastante rara en personas mayores y cuando se detecta suele ser debido a pérdidas sanguíneas por el tracto gastrointestinal.

Zinc:

Los ancianos presentan mayor riesgo de sufrir deficiencias en este mineral. Además, su absorción disminuye con la edad, aunque la excreción también esta disminuida, por lo que el balance se mantiene. La ingesta adecuada de este mineral parece ejercer un efecto protector frente al deterioro de la visión, producido por la degeneración de la mácula en el envejecimiento. Además, la deficiencia puede producir alteración en la cicatrización de heridas, inmunidad, gusto y olfato. Los individuos con infecciones, traumatismos o cirugía pueden requerir ingestas más elevadas, aunque debe evitarse el aporte excesivo pues contribuye a alterar la respuesta inmune e interfiere con la absorción de cobre.

En resumen, con el envejecimiento aumentan las necesidades de vitaminas y minerales, cuyas deficiencias están implicadas en numerosas enfermedades degenerativas. Por ello, la situación debe ser regulada sin basarse en restricciones alimentarias que pueden complicar aún mucho más su estado nutricional y es necesario seguir guías y recomendaciones específicas para este grupo de población, donde los ancianos deben ingerir una dieta con una alta densidad de nutriente. Una de estas guías es la realizada por Requejo y Ortega (1995) (Insertar enlace Figura 5 Tríptico. La nutrición correcta…), donde además de establecer las raciones de alimentos que se deberían consumir de cada grupo, se recomiendan una serie de pautas encaminadas a mejorar el estado nutricional y la salud de las personas mayores. Entre estas pautas destaca la importancia de seguir una alimentación muy variada, además sería necesario repartir los alimentos en 3-4 comidas diarias, evitando suprimir el desayuno. En este sentido, algunos estudios han observado que las personas que hacían 2-3 comidas diarias presentaban mayor porcentaje de sobrepeso/obesidad, comparado con los que hacían 4-5 comidas diarias. También se ha encontrado que aquellos ancianos con mayor número de comidas diarias presentaban mayores niveles de HDL-colesterol y menores valores de LDL-colesterol/HDL-colesterol y colesterol total/HDL-colesterol, que aquellos ancianos que hacían menos comidas. Por tanto, el tomar 4-5 comidas diarias parece más aconsejable para la salud de los ancianos estudiados.
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