Marifé FUNDADORA DE FIBROAMIGOSUNIDOS.COM -WEBMASTER-GRUPO DE APOYO-REIVINDICACIONES-ACTIVISTA
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| Tema: Generalidades ¿Es una enfermedad? la fibromialgia Lun Mayo 12, 2008 10:13 am | |
| Generalidades ¿Es una enfermedad? Los médicos sentimos cierto recelo a la hora de reconocer como realidad algo no demostrable o que se escapa de nuestro conocimiento, pero bien es verdad que la medicina es una ciencia que ha sabido navegar durante siglos entre el empirismo y el pragmatismo, entre la teoría y la certidumbre, entre la filosofía y el método. Así pues, nuestra mentalidad debería estar abierta a nuevos conceptos o cuando menos a la evolución de nuestras propias certidumbres y sobre todo a meditar sobre nuestra capacidad de razonamiento y sobre lo que creemos que representan las pretendidas certidumbres. Porque así se ha desarrollado el conocimiento médico durante siglos y especialmente en estos últimos cien años, en los que hemos sido protagonistas y testigos del derrumbamiento de grandes mitos; hemos avanzado tanto en las nociones básicas de la fisiología humana que al llegar hasta su génesis nos hemos sentido falsamente poseedores de la esencia del alma. En esta época tan materialista, es difícil que subsista un proceso cuya identidad se basa en la casualidad de la unión de unos síntomas y no en su causalidad. Pero la cuestión es: ¿no fue este el camino que siguieron Hodgkin, Parkinson y tantos otros al describir las enfermedades que hoy llevan sus nombres?. ¿Es que acaso su desconocimiento de lo que hoy sabemos sobre la etiopatogenia de estas enfermedades les impidió describirlas?. Así que admitamos la definición y la existencia de la fibromialgia con su absoluta realidad, es decir exclusivamente como un síndrome nacido de la concatenación persistente de unos síntomas en un grupo de población que se siente enferma y cuyo origen es (aún) desconocido. Mientras tanto, el reto de la descripción de nuevas relaciones epidemiológicas, nuevas alteraciones bioquímicas o nuevas teorías sobre su origen y mecanismo de producción, seguirán incentivando a los clínicos y a los investigadores. En este sentido, la cascada de procesos en las que se encuentran involucrados varios neurotransmisores es tentadora. Sobre todo porque une los criterios clínicos con los hallazgos descritos a nivel bioquímico. Sin embargo, la distribución demográfica de la enfermedad incita a reflexionar sobre antecedentes históricos no muy lejanos, en particular sobre la histeria, cuyo nombre deriva del útero (histerus) por su preferencia para el sexo femenino. Pero por otro lado, si estudiamos pausadamente la presentación de la enfermedad, su desarrollo y su ritmo, observaremos que podríamos estar ante un fallo del proceso inhibitorio antinociceptivo generalizado y que se muestra especialmente insuficiente al tener que desarrollar una respuesta fisiológica al estrés. Cabría esperar que al desaparecer el estrés mejorasen los síntomas; y así ocurre, pero no siempre. En muchas ocasiones la situación estresante provoca la aparición de los síntomas con toda su virulencia, pero pasada esta circunstancia la enfermedad adquiere identidad propia y sigue su curso de forma independiente del motivo que la desencadenó. Es posible también, que estemos ante una enfermedad larvada, constitucional, marcada genéticamente, cuyos marcadores están nivelados en condiciones normales hasta que aparece una situación estresante que los altera. Esta circunstancia descompensa la homeostasis mantenida hasta ese momento y a partir de entonces se muestran deficitarios aquellos neuromoduladores que han sido desgastados en el combate librado con el estrés, provocando que el sujeto se torne insuficiente para adaptarse a los mínimos esfuerzos y contratiempos de la vida cotidiana. Es evidente que estos enfermos poseen un umbral más bajo para el dolor que el resto de la población y es posible que sea reflejo de una "sensibilidad" más baja para todo tipo de estímulos, quizá de origen constitucional o quizá adquirido. Pero estamos en el camino de encontrar respuestas y para ello, no cabe duda, ha sido necesario agrupar a todos estos enfermos en un síndrome de nuevo cuño: la fibromialgia. Un mayor conocimiento permite entender y manejar mejor al paciente; también ayuda a tener y dar esperanza en la resolución del enigma. Aún así, no cabe duda que en la consulta diaria sigue y seguirá extrañando la convivencia del enfermo con "su" enfermedad, en un coqueteo permanente del que degusta la FM como una forma de vida y de justificación para otras profundas alteraciones psicosociales. Por tanto, queda en el aire profundizar en la FM como una manifestación más de una alteración psicosomática, que tal vez, como propone Hudson, podría integrarse en el espectro de los "Desordenes Afectivos". | |
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