FIBROAMIGOSUNIDOS COLECTIVO ON LINE FIBROMIALGIA,ENCEFALOMIELITIS MIALGICA, SQM, EHS
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Marifé FUNDADORA DE FIBROAMIGOSUNIDOS.COM -WEBMASTER-GRUPO DE APOYO-REIVINDICACIONES-ACTIVISTA
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Tema: ¿Venden pastillas para no soñar? Mar Jun 23, 2009 3:51 pm
Joaquín Sabina: "Pastillas para no soñar"
La industria farmacéutica, más poderosa que lo que podríamos imaginar o llegar a considerar no hace demasiado tiempo, elabora pastillas y fármacos en general para remediar cualquier problema de salud: salud física, salud mental,..., ¡he incluso previenen posibles males!; sin embargo no sólo nos lo hacen pagar caro sino que además no permiten el acceso de muchos medicamentos a colectivos discriminados. Con mucha frecuencia, apoyan el avance de nuevas fórmulas que curen enfermedades hasta ese momento sin sanación posible. Claro que también, con demasiada frecuencia, obstaculizan aquellas investigaciones encaminadas a curar enfermedades o a hacerlas más llevaderas pues es más rentable que un enfermo precise de cinco medicamentos para aliviar los síntomas a que use uno sólo que los sustituya. No es algo lejano, hablo con conocimiento de causa y cualquiera que tenga capacidad todavía, en esta sociedad "dormida" en muchos aspectos, para interpretar la información (la poca información) que al respecto se cuela en los medios de comunicación, podrá llegar a la misma conclusión. ¿Hasta dónde puede llegar el egoísmo de la especie humana?, ¿no nos basta con destruir el entorno, nuestro medio, nuestro ecosistema?; ¿también se ha de destruir, machacar, a aquellos que han de soportar día a día un sufrimiento que podría ser, de ceder las potentes farmaceúticas, si no curativo al menos más llevadero?. Tenemos medicamentos a nuestro alcance para cualquier remedio, parece, sí. Siempre y cuando omitamos a aquellos que tuvieron la desgracia de nacer en otro "mundo", el de los olvidados. África, fundamentalmente, y Asia son un ejemplo de ello.
La industria de los fármacos no olvida la relación enfermedad física contínua -> consecuencia -> afección mental, y viceversa: ante una enfermedad mental determinada o crónica, una posible enfermedad física posterior.
Como ambiciosos sagaces, conocen bien de la relación entre ambas partes del organismo humano: lo físico y lo mental están de modo inexorable unidos y se aprovechan de ello con fármacos que precisarán de otros fármacos posteriores. Incluso a sabiendas de que sus efectos secundarios, conllevan otra ristra de fármacos.
Sí, por supuesto, los logros para conseguir una vida más digna en el caso de muchos enfermos tampoco puede obviarse. Aunque en esta ocasión me dejo llevar por lo que con frecuencia negamos, pues esos logros suelen difundirse con costosas campañas de promoción y acaparar grandes titulares de los rotativos mundiales. Pero se olvidan de facilitarnos "pastillas para el alma", medicamentos para evitar el dolor de los sentimientos; en este caso, recurren a los medicamentos para aletargarnos. Tampoco son ciertos aquellos que nos sirven para "pensar", para poder pensar "adecuadamente", pues no son sino fármacos para seguir las directrices marcadas, lo que se considera socialmente correcto. Sin prolongar mucho más este monólogo inacabable, indicar que estoy escribiendo a unas horas en las que, si esos medicamentos fueran suficientes, tendría que estar más dormida que una marmota pasando el invierno en su madriguera.
Entonces, ¿quiero pastillas para dormir?; mi subconsciente (término ya no considerado en psicología) me obliga a estar en alerta y se rebela contra la medicación tomada. Soy la vigilante de la noche, hasta que el sueño conciliador de la vigilada llegue y entonces podré dormir. No cuando las pastillas, hasta ahora siempre eficaces, lo indiquen, sino cuando mi vigilia me lo permita. Después, me dejaré llevar por el medicamento tomado a su hora habitual que ha de producir por lógica su efecto, aunque sea de apenas unas cortas horas. Eso será cuando no haya causa que lo evita. Podría decir, pues, que ¿quizás todavía exista una sublevación interna?, una rebelión ante la realidad impuesta, nacida por lo que nosotros mismos nos marquemos como primordial. Esto, claro está, siempre que aflore de manera natural, con ese conocimiento de causa y, ¡obviamente!, no estemos dominados por las drogas que los propios médicos nos recetan y aconsejan empleemos y que terminan por convertirnos en unos muertos vivientes, en contraste ante una muerte anunciada. Después, cuando lo primordial sea regresar al sueño conciliador, podré dormir sin hacer variación alguna de la medicación que en este momento mi organismo "rechaza". El espíritu, la necesidad obliga, nos lo exige. Para con nosotros mismos, para los nuestros y ¿por qué no para los "olvidados"?. ¿O igual la sociedad también usa medicamentos que causa su somnolencia ante lo que acontece día a día?. ¿Acaso nos interesa esa modorra?, pues mientras la desigualdad en cualquier ámbito se de, podremos "vivir de las rentas". De las rentas que se obtienen de los "olvidados". "Señor farmacéutico: ¿tiene pastillas para no soñar?". Para soñar, para tener pesadillas, para poder hacer realidad los sueños, para desterrar las pesadillas, ya tenemos no sólo medicamentos, sino la vida misma. ¡Guárdenselas, oh, todo poderosas farmacéuticas!, no nos hacen falta tantas de variadas formas y colores, con caja y blíster de diseño.