* * *
ABRAZOS
Maravillas puede hacer un abrazo:
te contenta cuando estás cabizbajo,
transmite el amor que alguien siente por ti
o el dolor que le causa verte partir.
Un abrazo exclama: ¡Bienvenido!
¡Qué gusto da verte! ¿Cómo te ha ido?
Un abrazo alivia el dolor de un niño;
tras la amargura, nos hace un guiño.
No cabe duda de que sin abrazos
viviríamos de lo más escasos.
Nos deleitan y alegran el corazón.
Dios hizo los brazos... ¡por esa razón!
Son extraordinarios para los padres;
para los hermanos, muy agradables.
Tal vez halaguen a las tías favoritas
mucho más que sus mimadas plantitas.
Gatitos y perritos los reclaman.
No los desdeñan los hombres de fama.
Traspasan la barrera del lenguaje
y en día gris alegran el paisaje.
La reserva de abrazos no se achica:
cuantos más se dan, más se multiplican.
¡Extiende, pues, los brazos sin demora
y da a alguien un fuerte abrazo ahora!
Anónimo